Jon Odriozola
Periodista
JO PUNTUA

El pueblo no debe nada

El estado es la forma política de dominación de una clase, la burguesía, sobre las otras, las trabajadoras. Esto quiere decir que sus ingresos y sus gastos están en función de los intereses de la clase hegemónica

Mientras que hay un montón de gente en paro, tenemos que la estirpe parasitaria practica el «pluriempleo»: forman parte de numerosos consejos de administración en lo que, sin duda, debe de ser una tarea agotadora. A esta casta, hablar de la deuda pública, el déficit público, las hipotecas, etc. les trae sin cuidado. Al revés: la crisis les beneficia, pues el tiburón grande se come al chico.

Tomemos, por ejemplo, la deuda pública, que es un dinero que el estado ha pedido prestado para financiar su gasto e inversión. No tiene que ser necesariamente el gobierno central, sino que puede ser un ayuntamiento o una diputación provincial que también, no se olvide, son estado. Cuando los gastos del estado son mayores que los ingresos, se produce lo que se llama déficit público dizque el mantra de que vivimos por encima de nuestras posibilidades. Encima nos insultan, al menos a la mayoría de asalariados y autónomos. Para compensar ese déficit, el estado recurre a vender parte de su patrimonio, a privatizar empresas públicas, etc., pero cuando apenas queda nada por vender o privatizar, no le queda otra que endeudarse, bien pidiendo dinero prestado a nosferatus como el FMI o emitiendo bonos o pagarés de «deuda pública» que compran bancos extranjeros que imponen elevados intereses (como le pasa a Grecia).

El estado es la forma política de dominación de una clase, la burguesía, sobre las otras, las trabajadoras. Esto quiere decir que sus ingresos y sus gastos están en función de los intereses de la clase hegemónica. En otras palabras: la «deuda pública» es, en realidad, la deuda del estado al servicio de la burguesía financiera.

El capitalismo hace que cada vez se produzca más barato y más cantidad de mercancías, lo que trae consigo la superproducción y la constante bajada de la tasa de ganancia capitalista: esto es la crisis. Para intentar resolver esta crisis permanente, los capitalistas recurren a la deuda privada: a través de créditos y otros crecepelos contables las mercancías y servicios -un piso, por ejemplo-, siguen vendiéndose a precios cada vez más altos, allá por 2007, sin ninguna relación con el valor real de lo producido. La venta es y no es real. Esto es la burbuja inmobiliaria, financiera. Una deuda privada impagable por no sostenerse en una base real.

Al ajustarse los precios al valor real de los productos y servicios, los precios caen (por ejemplo, en la vivienda), o sea que se compró un piso por un valor que ahora no tiene, pero que el vendedor y/o el prestamista y/o banco pretende cobrar como si lo tuviera en origen, un precio inflado artificialmente de forma especulativa. Una estafa. Pero no será el estado el que acuda en socorro de los estafados, sino de los estafadores: la Banca y su «rescate». Si yo, Banca, no puedo cobrar, porque la avaricia rompió el saco, y luego van de cristianos estos hijos de puta, la deuda privada la traspaso al estado y ya tenemos la deuda pública y vivalavirgen hasta que nos tumben.