BEÑAT ZALDUA
Elecciones europeas

La ANC, al rescate de partidos incapaces de movilizar votos

A las razones de otros lares por la abstención se suma otra en Catalunya; la de quienes no entienden por qué CiU y ERC no concurrieron juntos si luego no pelean en campaña, donde la consigna es: pase lo que pase, no nos hagamos daño.

La consulta del 9 de noviembre «comienza el 25 de mayo». La Assemblea Nacional Catalana (ANC) irrumpió ayer en la campaña electoral con esta sentencia de su presidenta, Carme Forcadell. La principal entidad soberanista sale así al rescate de las tres formaciones soberanistas que se presentan a las europeas -CiU, ERC e ICV-EUiA- y que hasta ahora se han mostrado aparentemente incapaces de transmitir al electorado la importancia que ellos mismos dan, al menos en teoría, a estos comicios.

Ni los partidos ni el constante machaque de los medios de comunicación han conseguido hacer de las europeas un tema de conversación fluido en Catalunya, lo que augura una participación menor a la esperada inicialmente. A falta de menos una semana, sin embargo, todo sigue abierto y el aumento de la petición de voto por correo del 45% respecto a 2009 anima a pensar que la participación quizás no será tan baja como apuntaban encuestas y analistas.

En cualquier caso, muy pocos esperan una implicación ciudadana excepcional el próximo domingo. A las razones ya clásicas para explicar la alta abstención prevista en el caso catalán cabe añadir la existencia de una importante bolsa de votantes indecisos entre CiU y ERC. Ciudadanos que finalmente podrían optar por la abstención y que se preguntan por qué las dos principales fuerzas catalanas optaron por no concurrir juntas si después renuncian a enfrentarse durante la campaña. Porque cabe decir que no se recuerda por estas latitudes campaña más insulsa que la actual.

La consigna es clara: pase lo que pase, no nos hagamos daño. Y las consecuencias, igual de claras, ya que la pugna entre CiU y ERC -en teoría emocionante debido al posible sorpasso- queda completamente descafeinada debido a la renuncia de ambos partidos a utilizar la artillería pesada contra el principal adversario. Mientras CiU se limita a recordar la herencia ya lejana del Tripartit, los republicanos se conforman con atacar al líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida.

La estrategia tiene la virtud de desactivar el peligro de que una victoria de ERC -siempre que ambos consigan un número igual de eurodiputados- genere un terremoto en las filas convergentes, ya que unas elecciones con una participación del 40% nunca podrán interpretarse como un ensayo de la consulta del 9 de noviembre o una reedición de las últimas autonómicas. Pero la desventaja es clara y la recordó ayer la ANC: la determinación de los catalanes «será observada y valorada en función de los votos obtenidos por las candidaturas favorables a la consulta».