El cierre de canales de televisión se ha convertido en una corriente telúrica cuyas consecuencias resultan difíciles de cuantificar. El pasado lunes, el consejero de presidencia de la Generalitat de Catalunya, Francesc Homs, denunció que el gobierno del Partido Popular pretende aprobar en el Consejo de Ministros del próximo viernes, 23 de mayo, un nuevo cierre de canales de televisión que, en este caso afectaría a los multiplex de RTVE y TV3.

De confirmarse las informaciones aportadas por el consejero Homs, TVE perdería un multiplex completo, lo que implicaría el cierre de emisiones de TeledeporteHD y TVE-HD. En el caso de TV3, un nuevo decreto de cierre de canales provocaría el apagón de TV3-HD y el fin de la reciprocidad de canales entre TV3 y IB3 de Baleares. Es decir, TV3 desaparecía en las islas.

La convulsión que está padeciendo lo que en su día se vendió como el futuro obligatorio del medio catódico, la televisión de alta definición, se ha convertido en una auténtica Espada de Damocles para el ejecutivo de Rajoy el cual debe encarar el cierre de estos canales HD para, de esta manera, liberar espacio radioeléctrico que permita el despliegue de la telefonía 4G. Es decir, dejar pista libre a las todopoderosas telecomunicaciones.

Toda esta maniobra se está desarrollando de manera precipitada y sin visos de vuelta atrás y tuvo su origen en aquel decreto del Gobierno que, en cumplimiento de una sentencia del Tribunal Supremo, obligó al cierre de Xplora, La Sexta 3 y Nitro (canales de Atresmedia); Nueve y La Siete (Mediaset) y dos canales de telepromociones de Vocento y Unidad Editorial.

Ahora, la mecha prendida que recorre el panorama catódico atraviesa entes como TV3 o RTVE. En este sentido, Eugeni Sallent -director de TV3- ha anunciado que agotarán todas las vías posibles para que los cierres que les afectan no se produzcan. Para el portavoz y conseller de Presidència, Francesc Homs, esta decisión orquestada desde Madrid resulta «más política que técnica» y ha denunciado que «TVC se está convirtiendo en un objetivo político, aunque se quiera vestir con un asunto de ajustes técnicos».