Sin previo aviso, tan solo dos días después de las elecciones europeas y con una rueda de prensa de urgencia en la que no admitió pregunta alguna, el director general de los Mossos d'Esquadra, Manel Prat, anunció su dimisión a última hora de la tarde de ayer. Un anuncio largamente esperado por la inmensa mayoría de movimientos sociales catalanes, a la que más recientemente se había sumado buena parte del arco parlamentario catalán.

Solo los votos de ERC habían evitado que el Parlament aprobase el cese de Prat y en las últimas semanas los republicanos se habían sumado a las críticas. De hecho, con la dimisión, el Govern evita que el Parlament vuelva a votar mañana una moción de ICV-EUiA que exigía el cese del director general. Todos los grupos menos CiU habían anunciado que votarían contra Prat.

Ya tocado anteriormente, el puesto de Prat quedó en el aire después de que el juez que instruye el caso Quintana diera por acreditado que la mujer herida en el ojo en la huelga general del 14 de noviembre fue impactada por una bala de goma.

Pese a decir en su momento que dimitiría si se demostraba el empleo de balas de caucho aquel día, Prat aseguró ayer que no dejaba el cargo por este motivo. De hecho, ayer insistió en que aquel día no se lanzó ni una sola bala de goma y se limitó a pedir «disculpas a quien haya podido resultar perjudicado por alguna decisión» que haya tomado estando en el cargo.

Actuaciones polémicas

Demasiado tarde, pensó más de uno, en casos como el de Juan Andrés Benítez, el vecino del Raval fallecido mientras una decena de agentes lo detenían. Una actuación también polémica, ya que los vídeos publicados sobre la detención desmintieron por completo la versión oficial y pusieron de manifiesto la violencia ejercida por los agentes.

Pero pese a la infinidad de actuaciones policiales como éstas que se lleva en la mochila -y que han puesto a los Mossos en el punto de mira de movimientos sociales y organizaciones de defensa de los derechos humanos-, Prat aseguró ayer que dimite «por motivos personales».

Además de los casos Quintana y Benítez, tardarán tiempo en olvidarse actuaciones como las de plaza Catalunya, ocurridas hace ayer exactamente tres años. Los Mossos lanzaron aquel día una indiscriminada operación policial para desalojar el 15M de la plaza Catalunya. No lo consiguieron, pero dejaron por el camino 150 personas heridas de diversa consideración, algunas de ellas graves.

En la memoria quedará igualmente el largo ciclo represivo encabezado en aquellos meses por el propio Prat y el entonces conseller de Interior, Felip Puig. Un ciclo que alcanzó su punto culminante tras la huelga general del 29 de marzo de 2012, con más de un centenar de detenciones, la web con las fotos de supuestos imputables y encarcelamientos preventivos, entre otros.

Hasta el último día

En cualquier caso, la despedida de Prat ha sido cualquier cosa menos silenciosa, ya que los Mossos d'Esquadra han vuelto a ser protagonistas en los últimos días.

El domingo de elecciones por la retirada de las mesas del Multirreferéndum, una iniciativa de diversos movimientos sociales que pretendían preguntar la opinión de la ciudadanía sobre varios aspectos de interés público; el lunes y ayer mismo por la represión de las protestas contra el desalojo del histórico Centro Social Autogestionado Can Vies, en el barrio barcelonés de Sants, ocupado hace 17 años.