Raimundo Fitero
DE REOJO

Concursante

El programa de Telecinco «Pasapalabra» es una de esas ofertas de concursos de largo recorrido que trabaja sobre la memoria y los conocimientos culturales de los concursantes. Lleva muchos años emitiéndose y mantiene un porcentaje de audiencia importante. Tiene un toque popular ya que los concursantes son ayudados en las primeras fases de cada día por famosos que quedan retratados de manera clara por su falta de consistencia competitiva. Pero lo importante, lo concluyente es esa rueda con el abecedario en el que los dos concursantes deben contestar las preguntas de cultura general, jugando con el tiempo, los nervios y la tensión.

Es un programa de esos que siempre pasa uno, se detiene un rato y sale más o menos satisfecho. En las últimas semanas y meses, cada vez aparecía una concursante. Una mujer de voz dulce, calmada en sus reacciones, con los ojos siempre muy abiertos y demostrando una capacidad de competitividad realmente sorprendente. Ha estado en ochenta y siete programas, un récord. Era invencible en el cuerpo a cuerpo. Demostraba unos conocimientos y una preparación mental para retener, analizar, controlar, contestar, arriesgar y salir siempre por delante, que no era una simple estrategia sino una disposición, un entrenamiento, unas facultades. Casi cada día daba muestras de su concentración, su entrega, su manera de manejar mentalmente la situación. Una lección a tener muy en cuenta.

Resulta que esa mujer, arquitecta en paro, de nombre Paz Herrera ha ganado el bote acumulado. Un millón trescientos mil euros. Un pellizco para Hacienda, pero un gran premio televisivo. Y este hito va a tener repercusiones en el propio programa. Encontrar a alguien con esta capacidad para crear expectativas costará. En los meses que ha estado Paz compitiendo, ha subido el porcentaje de espectadores de manera clara. Una gran concursante en un concurso de estas características crea la simbiosis perfecta. Quizás hubiera espectadores que miraran el concurso para ver si alguien la derrotaba. Pero como se había quedado varias veces a una contestación de hacer el rosco ganador, ese parecía su destino. Y lo ha logrado.