Raimundo Fitero
DE REOJO

Brújula

En «La Sexta noche» sigue el espectáculo. Han cambiado los roles, incluso algunos de los domadores se han travestido y aparecen como ecuyeres, otros, sin embargo, apuestan por su actitud de falsos prestidigitadores o de intrusos en el maravilloso mundo de los payasos, aunque se les nota demasiado. El presentador se está convirtiendo cada vez más en un simple guardia del tráfico, en un mozo de pista con cierta capacidad para pedir silencio a las hienas. Pero es sábado por la noche, y no está el mando para muchas más alegrías.

Hay un concepto que dieron en el propio canal, Buenafuente y su equipo, con ese programa donde siempre hay destellos y chispas de inteligencia flotando «En el aire», porque advirtieron de que «Podemos», también puede ser del verbo podar. Y hay momentos en que parece la mejor versión, se están podando algunas ramas de los árboles del paseo de la vanidad política. Se iban a caer igual, por de repente viene alguien, saca el manual, expende las recetas con suficiencia y todos se han puesto a temblar. Y se les ve perdidos sin brújula por los platós.

Algunos, claro está, siguen empeñados en darle votos, como el incalificable Eduardo Inda, que le sientan muy mal los programas nocturnos sin control de estupefacientes y se empeña en sacar el discurso cavernario, del chavismo y de que Pablo iglesias había participado en algunas jornadas con ETA. Y claro, como este navarro es muy atrabiliario, de la rama fascistón, se empeñó en que este periódico GARA era portavoz de ETA, según él porque lo dijo el Supremo. Me imagino que su Supremo, es dios o Florentino Pérez, pero no hay que desfallecer, se esfuerza por hacer el ridículo de tal manera que ha superado a Paco Marhuenda en esta labor, una vez que a Alfonso Rojo lo esconden por vergüenza.

Probablemente fue un error, un lapsus, pero como es tan afín a esa maquinaria de que los errores policiales en la traducción de órdenes europeas llevan a la detención sin miramientos y con publicidad mediática sin escrúpulos, habría que mirar por si acaso se le puede pedir algún reproche judicial de manera solvente, a este ente humano sin brújula que calienta sillas y sofás por las televisiones.