Andoni ARABAOLAZA
Alaska Macizo poco frecuentado

Revelation Mountains, actividades de calidad

Durante esta primavera, las Revelation Mountains han recibido la inusual visita de tres expediciones; entre ellas, la del «padrino» de ese macizo, Clint Helander. Todas ellas firman, entre otras, nuevas aperturas de vías técnicas en el Titanic Peak y el Pyramid Peak.

Cada primavera, las montañas de Alaska se convierten en un buen reclamo para muchos alpinistas motivados. Sobre todo, para aquellos que quieren escalar y/o abrir vías técnicas y de gran compromiso. Fuera del «circuito» del Denali existen otras montañas mucho más bajas, pero con el mismo atractivo de soledad y con un potencial impresionante.

Uno de esos casos es el de la cordillera de las Revelation Mountains. Aunque durante esta primavera ha recibido la inusual visita de tres expediciones, son montañas muy poco frecuentadas. Algunas razones: estos picos están muy que muy alaejados de la civilización, su clima es realmente duro, la aproximación al campo base en avioneta es muy cara...

Son montañas de altura muy modesta, la mayoría son dosmiles, pero sus paredes de granito se elevan desde los mismos glaciares; en algunos casos 1.500 metros de big-wall.

Los tres equipos que han estado en las Revelation Mountains han firmado duras aperturas de líneas de hielo y mixto. Empezamos la crónica con el estadounidense Clint Helander, que está considerado como el «padrino» del macizo, y es que la ha visitado en siete ocasiones y «abrió» las montañas al público en general con un artículo publicado el año pasado en el American Alpine Journal.

Helander y su compatriota Graham Zimmerman visitaban la cara oeste del Titanic Peak, una montaña que solo había sido escalada en una ocasión y que se encuentra en una esquina del noreste de la cordillera.

La cordada quería explorar dicha vertiente de la rara vez visitada montaña y si era posible escalarla. Se ponen manos a la obra el pasado 21 de abril. Escalan muchos metros de nieve hasta llegar a la base de un murallón de granito blanco: «Fue una apoteósica escalada en mixto entre chimeneas y diedros (5.8, M6 y 50º). A partir de ahí hasta la cima, la escalada no tuvo más complicaciones. Luego descendimos por la arista norte y la cara este, más otra pechada de 8 kilómetros para llegar al campo base. Fueron casi 23 horas de actividad».

Movimiento canadiense

Por su parte, los canadienses Kris Irwin, Darren Vonk e Ian Welsted se recreaban en el suroeste del macizo firmando la primera ascensión a un pico y sellando dos nuevas líneas en otras dos montañas.

Welsted, quien recibió uno de los Piolet D´Or unas semanas antes, adelanta que nada más llegar al campo base empezaron a escalar: «Volamos a las Revelation el 2 de abril. Nuestro primer objetivo fue el pico Angel y lo escalamos por una nueva ruta de la cara este: «John Lauchlan Memorial Award». 1.200 metros de una nueva línea con dificultades de AI4+ y M5. La mayoría de la ruta tiene una dificultad moderada y algunas secciones muy cortas verticales; sobre todo, las zonas claves de la ruta. Al llegar a lo que imaginábamos la parte superior de la ruta, nos dimos cuenta que para llegar a la cima teníamos una larga cresta. Por suerte, superamos nuestra pereza e hicimos cumbre».

Tras esta primera escalada, el trío estuvo parado varios días por las altas temperaturas. Después se metieron un una línea de hielo del pico 4 Hosermen. Pero se bajaron enseguida por las condiciones del hielo y la nieve, y lo dejaron «para los próximos alpinistas que visiten la montaña». Durante el vuelo de aproximación, los canadienses se quedaron con una fina línea de hielo del inescalado Dyke Peak: «Fue una escalada perfecta, ya que Kris, especialista de hielo de las Rockies Mountains, se merendó dos largos de M5 para poder llegar hasta la línea de hielo. Fue una ruta de ensueño a un pico virgen. La vía se llama «Powered by Beans», es un kilómetro de largo y tiene dificultades de AI5 y M5».

Con dos actividades en el bolsillo, el trio estaba listo para el principal objetivo que no era otro que el inescalado corredor central del Pyramid Peak; es decir, 1.500 metros de tapia.

«Justo dos semanas antes unos franceses hicieron la primera ascensión de esta cumbre por una vía mixta muy técnica. En nuestro primer intento abrimos 10 tiradas. Lo más duro fue superar la nieve de los pasos verticales, mientras que las secciones de hielo fino fueron muy agradables. Empezó a nevar, tuvimos que sufrir las coladas de sprindrifting hasta que llegamos a un sitio seguro. Por pura casualidad, nos metimos en la este del Hydra Peak. Escalamos 5 largos técnicos de hielo fino alucinante, un techo en drytooling hasta llegar a la parte superior de la ruta. 600 nuevos metros para «Casual Route»: AI4 y M6», informa Welsted.

Primera ascensión

Los canadienses ya adelantaban que un grupo francés se les «adelantó» en la primera al Pyramid Peak. Eran los galos Lise Billon, Jeremy Stagnetto y Jérôme Sullivan junto al español Pedro Ángel Galán. En esta primera absoluta de la montaña de las Revelation, el cuarteto firmó «The Odyssey». Un rutón de 1.100 metros y dificultades de M7, 6b, 90º y A1.

Fue justamente el «padrino» de las Revelation, Helander, quien les recomendó visitar el hasta ahora pico virgen de Alaska. Tienen 15 días por delante, y para el 17 de marzo ya tenían montado el campo base en el Revelation Glacier.

Como los protagonistas anteriores, el cuarteto se mete de lleno en la ruta directa que surca la parte central del murallón. Sufren intentando superar secciones de hielo muy fino imposibles de proteger y una placa absolutamente lisa. Retroceden. Por culpa del antes citado calor reinante, este grupo se dedica a escalar otro pico en mejores condiciones. En una actividad de 25 horas se hacen con la primera a un pico que han bautizado como Mt. Boucansaud: «The Iliad» (900m, TD+).

Pero vuelven al objetivo que les llevó a Alaska, al Pyramid Peak. Finalmente, se hacen con la primera a la montaña por su cara oeste, gracias a la apertura de la vía «The Odyssey». Una muy buena línea de 18 largos más 300 metros de arista hasta pisar la cumbre.

Los alpinistas necesitaron cuatro dias y tres vivacs en la pared para firmar dicha ascensión que finalizaron el pasado día 30 de marzo. Según explican los protagonistas, la ruta, muy técnica ella, es casi enteramente de mixto: «Es impresionante, ya que el 99% de la vía tiene condiciones de mixto. Solo escalamos dos largos de roca con los pies de gato, y el resto fue todo con crampones y piolets. En pocas palabras: hielo vertical, nieve dura casi vertical y sin posibilidad de proteger, una chimenea con hielo dentro, una arista fácil y una cima con una gran ola de nieve».