Con tono humorístico, el «test del pato» determina que «si parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, entonces probablemente sea un pato». El razonamiento es aplicable a muchas de las cosas que se escuchan estos días, entre ellas las menciones a las «hondas raíces republicanas» del PSOE. También podrían someterse al test insignes opinadores que han inundado periódicos y ondas de babas aduladoras del rey que se marcha y del preparadísimo monarca entrante. Si te llamas republicano pero te declaras juancarlista por los impagables (¿?) servicios prestados a la democracia; y si te dices republicano pero ahora te haces felipista, cuando este todavía no ha demostrado nada, ¿no será que eres monárquico?