La historia se repite dos años después
La carta que Randa Musa escribió hace algo más de dos años en medio de la desesperación e indignación llegó hasta la redacción del prestigioso periódico británico «The Guardian». Madre de dos hijas y embarazada de cinco meses en ese momento, exigía, suplicaba, una solución para los presos palestinos en huelga de hambre en contra de la llamada «detención administrativa», una legislación que data de tiempos de la colonia británica en 1945 y que Israel sigue aplicando a pesar de contravenir todas las normas internacionales, en concreto aquellas que amparan el derecho a la defensa y a un juicio justo. Bajo esta fórmula jurídica, un ciudadano palestino puede ser detenido por tiempo indefinido sin tan siquiera conocer los cargos que se le imputan. Tampoco su abogado tiene acceso a esa información, imprescindible para elaborar cualquier alegato frente a un tribunal, en este caso militar. Se estima que en la actualidad, 286 médicos, parlamentarios y adolescentes palestinos permanecen recluidos en aplicación de la «detención administrativa», ampliamente denunciada por Human Rights Watch, Amnistía Internacional y por organismos de derechos humanos israelíes como B´Tselem y la Asociación para los Derechos Civiles.
Con su huelga de 66 días, Adnan se convirtió en un símbolo de resistencia para sus compatriotas. Casi al borde de la muerte, logró arrancar a las autoridades penitenciarias israelíes el compromiso de que no le prolongarían la detención. Su protesta y la de tantos otros presos, junto a la movilización de sus familiares y de la sociedad civil, caló en la comunidad internacional que durante semanas reclamó la inmediata derogación de esta normativa, también utilizada a modo de amenaza por los servicios de Inteligencia para coaccionar y, de este modo, reclutar espías entre los propios palestinos.
Dos años después, más de un centenar de presos llevan desde el 26 de abril en huelga de hambre por los mismos motivos que Adnan. 40 de ellos tuvieron que ser hospitalizados la pasada semana en estado crítico, siendo alimentados en contra de su voluntad. La historia se repite. ¿Hasta cuándo?

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