Raimundo Fitero
DE REOJO

Jueves


Ya se nota el gran talante democrático del futuro, han censurado la portada de la revista «El Jueves», lo que ha provocado la salida de varios de los dibujantes de plantilla por ese acto a todas luces desmesurado, que se intenta vender como si fuera de motu propio de la editora RBA, y que no presagia nada bueno para la libertad de expresión. Estamos entrando en el momento más retrógrado de la siempre inconclusa transición. La reacción de ese partido único del régimen juancarlista formado por los carteles de Rajoy, Pérez Rubalcaba y Díez, con la siempre ambigua colaboración esquinada de PNV y CiU, han decidido hacer el acto más antidemocrático de todos estos años. Las urgencias parlamentarias vienen a decirnos que algo malo se prepara.

En unos meses se han cambiado a tres directores de periódicos de gran influencia tanto en Catalunya como el Estado español. El nuevo de «El Mundo», Casimiro García-Abadillo que ya ha enseñado la patita censurando a su corresponsal en La Zarzuela, porque se trata de mentir y cambiar la historia, de hacer del abdicado un demócrata de toda la vida, olvidando su juramento de los principios del movimiento, su exaltación constante a Franco, sus nunca aclaradas maniobras nocturnas el 23-F y su enriquecimiento en unos años, cuando venía de la penuria absoluta. Lo del enriquecimiento lo dicen los periódicos de referencia anglosajones, porque la censura tácita se ha implantado de manera severa en la prensa estatal. Existió siempre lo que se llamó un pacto para no echar mierda a la corona, pero ahora se aplica directamente censura y reescritura de la historia.

De las televisiones no hablamos. Tenemos que dedicarnos, de verdad a los documentales y los concursos para poder respirar. La campaña monárquica es estresante, astringente, barbitúrica. Tan desmesurada y absurda que uno piensa que se va a dar la vuelta sobre sí misma. Van a conseguir todavía más antimonárquicos con tanta alabanza y manipulación. Pero nos falta mucho que tragar porque están cagados de miedo. Muestran tanta inseguridad que uno debe descifrar todos los gestos par ver la que se avecina. Solidaridad absoluta con los dimisionarios de «El Jueves».