Las sendas abiertas por Barinaga
Marcado por unas duras circunstancias vitales, el durangarra fue jugador del Southampton en el exilio, marcó el primer gol en el Bernabéu y dirigió a Nigeria y Marruecos.

La vida de Sabin Barinaga es probablemente una de esas historias reales más cinematográficas con las que cuenta el fútbol vasco. El que fuera delantero y entrenador fue pionero en multitud de las aventuras que vivió, en algún caso forzado por la situación y en otros por decisión propia. Nacido un 15 de agosto de 1922 en Durango, su infancia quedó truncada por el Golpe de Estado franquista de 1936. Hijo de un comunista exiliado en el Estado francés, Barinaga y sus hermanos fueron enviados a Inglaterra en el mítico barco «Habana», embarcación que transportó a cerca de 4.000 niños vascos hasta Southampton.
La expedición no hubiera sido posible sin el trabajo del Basque Childreen's Committee, organización creada para mostrar solidaridad y ayudar a mujeres y niños de la zona republicana. Su cabeza visible era La Duquesa de Atholl Catherine Marjory Stewart-Murray, más conocida como «La Duquesa roja», que muy crítica con el Gobierno británico pedía en el «The Times» que el ejecutivo que diese luz verde a la acogida de los niños vascos. Pese a su tibieza inicial, finalmente el 10 de Downing Street accedió a la demanda tras el estupor internacional provocado por los bombardeos de Otxandio, Durango y Gernika.
El 21 de mayo de 1937, el «Habana» partió de Santurtzi, entre los ataques del ejército franquista y protegido por muchas embarcaciones de arrantzales por la cercana presencia de submarinos alemanes. A pesar de que en el «Habana» apenas cabían 400 pasajeros, la cifra se multiplicó por 10 para transportar a los pequeños. Una dura travesía que les llevó hasta Inglaterra, donde fueron albergados en un campo de refugiados situado a las afueras de Southampton. Allí, tras ser sometidos a pruebas médicas, recibieron en todo momento la ayuda de familias voluntarias que mediante su solidaridad paliaron la dejadez institucional del Gobierno británico. Una historia convertida en documental por el periodista tolosarra Jose Larraza para el programa Informe Robinson de Canal Plus y que durante estos días será proyectado en el Summer Football Film Festival que organiza Amnistía Internacional en Londres.
Los niños organizaron diversas exhibiciones de danzas tradicionales vascas, obras de teatro y un equipo de fútbol para recaudar fondos. Un conjunto en el que militaban el del portero Raimundo Pérez Lezama y el del delantero Sabin Barinaga. Ambos destacaron sobremanera y fueron rápidamente fichados por el Southampton. Los números del durangarra en el filial de los Saints: 43 goles en 12 partidos. No fueron los únicos niños vascos que lograron hacerse con un hueco en equipos ingleses, ya que los hermanos Gallego, José Luis Bilbao o Emilio Aldekoa también lo consiguieron.
Sin embargo, el final de la contienda bélica en el Estado español y el inicio de la II Guerra Mundial -durante su estancia en Inglaterra, los niños vascos realizaban simulacros con máscaras anti gas para prepararse ante los posibles ataques alemanes- propició el regreso de la mayoría de niños. No volvieron los 400 niños nunca reclamados, entre los que se encontraba Emilio Aldekoa. Para el resto, en su llegada a Euskal Herria, las dificultades económicas y sociales eran manifiestas.
En el caso de Barinaga, con su padre exiliado y la casa y el negocio familiar confiscado, el único ingreso posible era el de Sabin jugando a fútbol. Recibió una oferta del Athletic -club que fichó a su excompañero Lezama-, 5.000 pesetas por un contrato indefinido y sin ficha mensual, pero otra llamada le cambió la vida. Era el Real Madrid, que en caso de superar una prueba de dos días le pagaría 60.000 pesetas en concepto de fichaje y otras 600 cada mes. Su destino estaba en el equipo merengue, institución en la que forma parte de su historia. Y es que siete años después de su llegada, el 14 de diciembre de 1947, «el inglés de Durango» marcó el primer tanto del partido inaugural del Estadio Santiago Bernabéu ante el Os Belenenses. Tras 10 años en el Madrid, en 1950 fichó por la Real y concluyó su trayectoria como jugador en el Betis.
Precisamente fue en la escuadra verdiblanca donde comenzó su prolífica y vanguardista carrera en los banquillos. Su siguiente destino fue Osasuna, antes de dirigir al Oviedo, Málaga, Atlético de Madrid o Sevilla. Con una amplia experiencia acumulada en la Liga española, en 1968 dio el salto al América de México y pocos meses después se embarcó en la gran aventura que suponía dirigir a la selección de Nigeria. Capitaneó a las Águilas Verdes en 1969, dando continuidad a un carrusel de técnicos extranjeros que trabajó con el equipo nigeriano.
No fue el único combinado africano que dirigió, ya que inmediatamente después de dejar el banquillo verde, firmó por Marruecos. A pesar de completar una decepcionante actuación en la CAN de 1970, siguió en el cargo y llevó a los Leones del Atlas a los Juegos de Múnich. Un torneo donde completaron una gran actuación, superaron a Malasia y EEUU pero cayeron ante Polonia y la antigua Unión Soviética. Una vez concluido su trabajo con la selección marroquí, dirigió al Mallorca, Cádiz y Oviedo. Tras una vida ligada al fútbol, Sabin Barinaga falleció el 19 de marzo de 1988 en Madrid.
Fue un precursor en todos los ámbitos, abriendo sendas que luego atravesaron otros futbolistas y técnicos vascos. Junto a los otros niños de la Guerra refugiados fue uno de los primeros vascos en jugar en Inglaterra, camino que luego han transitado otros como Mendieta, Deschamps, Idiakez, Almunia, Grenet o actualmente atraviesan Arteta, Monreal, Azpilicueta, Amorebieta o Garrido. Lo mismo hizo con los banquillos africanos, decadas antes de que Sarramagna llegase a Mali, Miguel Zurro y Andoni Goikoetxea a Guinea Ecuatorial, Jon Pascua a Sudáfrica y Javi Clemente a Camerún primero y a Libia después. Todo ello, sin olvidar que antes de que lo hicieran Di Stefano, Puskas, Zoco, Santillana, Butragueño, Hugo, Raúl, Suker, Figo, Zidane, CR7 o Bale, el primero en marcar de blanco en el Bernabéu fue un antiguo refugiado vasco, hijo de comunista exiliado, de nombre Sabin Barinaga.

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