Raimundo Fitero
DE REOJO

Relativismo


La jerarquía eclesiástica española, en sus momentos de mayor agitación pepera, acusaba a los que no comulgaban con sus ruedas de molino de relativistas. El relativismo como condenación. Rouco señalaba con su dedo flamígero. De aquellas manifestaciones infladas, a las manifestaciones por la libertad, el relativismo ha pasado de acera y las estadísticas son siempre una muestra del abuso de poder. Los cientos de miles de ciudadanos libres que han paseado a cuerpo por las calles, vías interurbanas, carreteras de toda Euskal Herria pidiendo el simple y básico principio democrático de tener derecho a decidir son ninguneados. No cuentan. Ahora todo es relativo y frente a los números positivos se colocan los negativos. Obvio, hay más gente en las playas, las iglesias, los bares y las terrazas que uniendo sus manos, pero, ¿por qué se suman todos los no asistentes a sus objetivos y no a la de los activos paseantes?

Todo es relativo y la mentira puede llegar a lugares tan extraños como que se lance una noticia de manera viral en la que se dice que UPyD se va adscribir al grupo liberal del parlamento europeo para convivir con PNV y CiU, y ahora lo desmienten los señalados. No se ha conocido nada más parecido a la prostitución política que el liderazgo de Rosa Díez en ese conglomerado de renegados, resentidos y oportunistas que conforman esa secta con lideresa que se intenta vender como partido político de futuro. El relativismo en su versión más indecente. Siempre a punto para aprovechar la coyuntura a favor de su cuenta corriente y de enturbiar cualquier idea de regeneración de la vida política.

Por cierto, queriendo, por casualidad, por agenda, por circunstancias, como intentando ganarse un hueco, «La Sexta Noche», sin Pablo Iglesias, al que por cierto no le han concedido ni un segundo en TVE, ofreció una entrega que se podría considerar de alternativa más allá del centrismo del partido monárquico de Felipe González, el gran muñidor del relativismo socialdemócrata con tendencia al amarillismo. Julio Anguita, Maruja Torres, el juez de menores Emilio Calatayud pasaron por el plató dejando otros aromas, otras ideas más atentas a la realidad.