Raimundo Fitero
DE REOJO

Taxis

Hubo huelga de taxistas. Una ciudad sin taxis es un caos. Son un servicio público esencial. No hay duda. Pero, ¿qué sentido práctico tenía la huelga europea del pasado miércoles? El motivo aparente era combatir el intrusismo. Les apoyamos. ¿Una aplicación que busca compartir automóviles entre ciudadanos es intrusismo? Algo está fallando. Los taxistas parecen un bloque electoral único a los que se les da más fuerza social de la que realmente tienen. Cada taxista es un voto, aunque en ciertas zonas tengan en su radio sintonizada la misma emisora. En esta ocasión su huelga ha tenido repercusión mediática, pero las autoridades competentes se han quedado colgadas de la legislación vigente. Ni las locales ni las estatales ni las europeas les han dado la razón. La empresa «Uber» que ofrece el servicio de conexión entre automovilistas y viajeros en los móviles ha tenido la publicidad más importante, gratuita y global, de la historia. Su crecimiento en descargas fue impresionante por la cantidad de nuevos adheridos. ¿Puede haber sido una huelga convertida en anuncio viral? ¿Por qué alguien puede sancionar el compartir automóvil y gastos, si es lo recomendable dentro de toda lógica social, ecológica, económica, de tráfico y de bienestar? Hace unas semanas fue una empresa de transporte de viajeros la que solicitaba intervención para evitar el uso de otra web, «blablacar» que ofrece el mismo servicio. Algo parece que se está moviendo

La exculpación de los jóvenes vascos acusados de pertenencia en la Audiencia Nacional viene a recordarnos la impunidad con la que algunos jueces, especialmente los que tienen perrita, pueden encausar sin pruebas a ciudadanos, saltarse los abusos policiales en las detenciones, incoar un proceso que se demuestra falso y hacer carrera en el escalafón sin reproche ninguno, sino con alabanzas. La misma carrera que hará el juez que en Nafarroa en una sentencia le dice a un ciudadano que perdió un ojo en una manifestación por una pelota de goma policial que le reclame daños y prejuicios a los sindicatos convocantes de la misma. ¿Irán estos jueces en taxi a sus juzgados? ¿Pedirán que cambien la emisora de radio? No tiene gracia.