Iñaki URDANIBIA
NARRATIVA

La prensa, campo de batalla

Un par de citas para empezar : por una parte, «de buenas intenciones está empedrado el infierno»; por otra, invirtiendo la afirmación de von Clausewitz: la política es la continuación de la guerra por otros medios, y me explicaré. Con respecto al primer dicho, el autor del trabajo no nos conduce a infierno alguno, pero buenas intenciones... cantidad; lo cual dicho sea al pasar no tiene porque estar mal, siempre que no se caiga en la pura jaculatoria (así, siendo encomiable la propuesta de un peace journalism, huele a un buenismo excesivo). Si digo lo anterior-y lo relaciono con la segunda cita - tras la conferencia de Aiete y la posterior decisión de ETA de dejar de usar las armas, es claro que la «guerra» ha dejado sitio a la batalla de las ideas, y obviamente cada cual defiende una concepción de la paz, de la memoria, del derecho, o no, a decidir, del camino que se ha de emprender para lograr la reconciliación tras los años de abierto enfrentamiento. Esto no quita para hacer hincapié en la necesidad de que los periodistas no sólo den cuenta de los hechos sino que se impliquen como anteriormente lo hicieron -echando leña al fuego- y cobrando protagonismo en el conflicto, ahora toca implicarse a favor de la paz.

Vaya por delante que tanto el prefacio del libro -escrito por Pierre Hazan, miembro del Grupo Internacional de Contacto- como el postfacio de Pierre Massias (profesor de derecho en la universidad de Pau) resultan de franco interés, y en el segundo caso el acuerdo surge en el que esto escribe de manera inmediata. En el caso del estudio de Mathieu Crettenand, la cosa resulta algo más liada, como no podía ser de otro modo entre otras cosas ya que consiste el centro del asunto. El trabajo es un análisis de varios periódicos y su papel en el conflicto vasco: «Deia», GARA, «El Correo», «El País», «ABC» y «El Mundo». Tras ubicarlos en el abanico político del país: los dos primeros vasquistas -el primero en un nivel institucional y el segundo manteniendo un discurso independentista radical-, los otros con distintos matices defienden la españolidad del País Vasco: el primero un discurso integrador, el segundo un discurso unionista moderado, y los dos últimos un discurso unionista radical. Ya desde el propio etiquetado surge, a mi modo de ver, cierto crujido, más aumenta la perplejidad al ver que el autor considera que «`El Correo' se perfila como el defensor de unas posturas más conciliadoras y consensuales... el más capaz de integrar en sus páginas el panorama más amplio de las representaciones ideológicas sobre el conflicto vasco», añadiendo para más pasmo del lector que yo soy- que «no es extraño que sea el periódico más vendido en Euskadi».

A pesar de lo dicho no está de más decir que en general los análisis de las posturas mantenidas por los distintos periódicos -coincidentes con las distintas visiones políticas en litigio- resultan bastante comedidos y certeros intentando mantener cierta objetividad por parte de Crettenand, que divide el libro en cuatro capítulos: el primero dedicado al conflicto vasco, el segundo a los «Tiempos de la guerra (2003)», momentos en que la plan Ibarretxe hacía pronunciarse a los distintos medios, el tercero se centra en el «Tiempo de la paz (2006-2007)», tiempos en que se dieron contactos entre los gobiernos hispanos y ETA, para finalizar proponiendo la necesidad de un protagonismo por parte de los periodistas en el asentamiento de la paz.

Teniendo en cuenta que el libro está pensado para lectores francófonos, la empresa de acercamiento al tema no está nada mal...para los de aquí, qué decir:, además de que algunos términos utilizados -Crettenand se excusa en una inicial nota de estilo- crujen para oídos locales, algunas tajantes afirmaciones sobre el eje de las reivindicaciones soberanistas (el euskara como base absoluta) exigen más matices, amén de que aquí todo el mundo sabe de qué pie cojea cada cual, y algunos... cojean hasta de los dos pies.