Maite SOROA
PAPEREZKO LUPA

División de opiniones respecto a la infanta

Ayer la prensa allende el Ebro aparecía agitada por la imputación de la hermana del rey español.

En «El Mundo», Raúl del Pozo se refería a la prueba del algodón de la democracia española. Lean, lean: «Y aún dicen que esto no es una democracia. Pero los jueces, aunque sean nombrados por los partidos, han metido en la sombra a generales, ministros y cupletistas. Ahora le llega el marrón a una infanta, que así se llaman desde los godos las hijas legítimas del Rey no herederas de la Corona». Los han metido a la sombra, pero no les ha dado tiempo ni a perder el bronceado. De quienes no habla es de todos los generales, ministros y demás que no han metido ni tienen intención de hacerlo.

«Libertaddigital» no disimulaba su deseo de ver a la infanta en el saco: «Los cuatrocientos doce `no lo sé', los ochenta y dos `no lo recuerdo', los cincuenta y ocho `lo desconozco' y los siete `no me consta' de la infanta han llevado a Castro a tomar en consideración los `sobrados indicios' que apuntan a que la Infanta `intervino, de una parte, lucrándose en su propio beneficio y de otra facilitando los medios para que lo hiciera su marido'». Después arremetía contra Rajoy y su Gobierno por haber «traicionado su compromiso de restablecer la independencia del Poder Judicial» y, por tanto, «no debería extrañar que la Doña Cristina no termine sentándose en el banquillo». Y le decía que lo tiene vigilado: «Habrá que dar tiempo al tiempo para ver si el Gobierno de Rajoy mantiene torcido lo que el nuevo rey quiere ver enderezado». Están emocionados con el Borbón junior.

«Abc», naturalmente, empezaba a tortas con el juez instructor desde su portada: «Castro procesa a la infanta Cristina en contra del fiscal y de Hacienda», y en el editorial aclaraba algo que su trabajo de investigación le habrá costado: «Doña Cristina, imputada, no condenada».

«La Razón», que denominaba «El justiciero» al juez Castro, abría su edición dando instrucciones: «La infanta no iría a juicio si la Audiencia de Palma tumba el delito de blanqueo». Ya está tardando la Audiencia. Y es que, casualmente, Marhuenda y compañía coinciden con el fiscal en que el juez le ha cogido manía a la chiquita. Por eso titulaba su editorial «Imputada por ser quien es». Como servidora con el docente de turno cuando suspendía algún examen.