Carlos GIL
CRíTICA danza

Lekuz Leku o la capacidad de adaptación

En su décima edición, El Festival Internacional de Danza en Paisaje Urbanos y Muestra de Vídeo-danza Lekuz Leku reduce su propuesta a dos días, pero mantiene el mismo interés artístico. El itinerario por esos lugares del bilbaino Paseo de Abandoibarra convertidos en clásico escenarios para la expresión de la danza contemporánea sigue siendo una de las experiencias urbanas de convivencia entre los paseos familiares, el tráfico de corredores a pie, en patines o skates, y la navegación por la ría de diferentes embarcaciones recreativas que se funden con las propuestas del festival.

Comenzamos el recorrido con unos viejos conocidos, los bailarines urbanos de Ertza y su «4X4», que mantienen toda su capacidad de narración de un conflicto callejero de jóvenes a base de la estilización de los lenguajes más populares de la danza urbana pasados por la mano de Asier Zabaleta que les confiere una mayor limpieza y posibilidades de comunicación.

Las mexicanas de la Compañía Pájaro Mosca ofrecen una condensada muestra de su incipiente narrativa escénica en «Diagrama de la trayectoria del sistema de Lorenz», más largo el título que el contenido, presentado con una limpieza absoluta de movimientos. Tienen más profundidad, un desarrollo de su idea mucho más arraigado los valencianos de Titoyaya, que en «Retrato de Óscar Wilde-duet» muestran su preocupación por la caligrafía coreográfica, por no perderse ningún rasgo formal de su creación, muy elaborada, pero que se va consumiendo en sí misma, como si fuera un trabajo introspectivo, que no necesitara de la presencia de los espectadores para su consumación.

Lo contrario que los madrileños de la Compañía de Danza Española de Daniel Doña, que en su «A pie de calle» ofrecen un explosivo espectáculo, muy externalizado, pendiente mucho de crear sensaciones de espectáculo, que en ocasiones parece buscar una parodia de su propio estilo. En otro registro mucho más filosófico se maneja el espectáculo de los vascos de Lasala, que en «Hooked» perfilan un dúo que logra emociones, que procura sensaciones a los espectadores a partir de un lenguaje sencillo, pero muy eficaz, perfectamente incardinado en una perspectiva espacial.

Cerró el recorrido del primer día un fragmento de «Gelajauziak», el último trabajo de Kukai Dantza Konpania, con dirección de Cesc Gelabert, que viene a recordarnos la importancia de esta compañía, de su disciplina y capacidad de ofrecer un nivel técnico de alta calidad, en esta ocasión incorporando una historia que necesita, además, que los bailarines funcionen en otras claves interpretativas que sobrepasen lo técnico, para darle, todavía, mayor vuelo. Y lo logran.