Ahora incluso marca goles. Rafa Márquez está viviendo en este Mundial un regreso que seguramente ni él mismo se imaginaba. A sus 35 años, nunca había sido tan valioso como ahora. Gracias a él, la peculiar defensa de cinco mexicana es casi la más difícil de superar. En los tres partidos de grupo solo han encajado un gol, que además llegó poco antes del final del encuentro contra Croacia, cuando el Tri ya ganaba 0-3. Márquez dirige por el centro, pero también destacan sus excelentes carreras e incluso su capacidad goleadora. El Káiser de Michoacán es un jugador muy respetado, tanto en la cancha como en la concentración mexicana de São Paulo. Sus palabras van a misa y nadie se atrevería a protestar. Antes del encuentro de octavos de hoy, en el que México se enfrentará a Países Bajos en el estadio Castelão de Fortaleza, ha dejado claro a sus compañeros que se juegan mucho más que un partido de fútbol. «Estamos aquí para hacer historia», dice Márquez. «Se trata de nuestro país». Es el cuarto Mundial del defensor zamorano. En los tres anteriores el sueño terminó en octavos de final. Ahora tiene la oportunidad de llegar más lejos, y México alberga esperanzas gracias a su fuerte defensa, al prácticamente imbatible guardameta Guillermo Ochoa y a las excelentes dotes estratégicas de este veterano central, líder de la línea de contención. Para Rafa, ya se había cerrado el eterno capítulo de la selección nacional. Pero, entonces, llegó la turbulenta clasificación mundialista, que México sólo superó porque Estados Unidos marcó un gol contra Panamá en el último minuto. El nuevo y por fin acertado seleccionador, Miguel Herrera, volvió a llamar a Márquez para entregarle acto seguido el brazalete de capitán.