El mítico defensa suena como recambio a Prandelli para la Azzurra. Hablamos del segundo futbolista que más partidos ha jugado en Mundiales. Hablamos de Paolo Maldini. Fue Giacinto Facchetti el que reivindicó en el fútbol el papel del carrilero, fue Paolo Maldini el que tomó su testigo, el mismo que detentó su padre, Césare, intratable central y lateral diestro. Milanista desde los 10 años, debutó con el primer equipo a los 16... «Si jugaras, ¿en qué puesto te gustaría hacerlo?», le preguntaron. «En el lateral derecho, mi sitio natural», respondió el joven futbolista. No se quitaría la camisola rossonera hasta dos décadas después. Ambidiestro, secundado por irrepetibles defensas como Baresi, Tassoti o Costacurta, lo ganó todo con su club, pero no con la Nazionale, con la que participó en cuatro Copas del Mundo. Tercero en Italia´90, perdió la final de 1994, cayó en octavos en Francia´98 y se retiró tras despedirse en la de 2002. En total, 23 partidos mundialistas. El día de u nacimiento el Milan le ganaba un derbi al Inter; el día de su adiós, en otro clásico, la hinchada rival interista le despedía entre aplausos. Solo tuvo problemas con una grada, la de sus propios seguidores más radicales. De carácter sobrio, nunca un mal gesto, elegante, limpio en el juego, una única tarjeta roja en toda su carrera. Colgó las botas con 40 años. El gran Sandro Mazzola confesó una vez: «El regate en Italia está mal visto. Los técnicos regañan a los chiquillos que lo hacen. Es nuestro problema». Lo dijo sin conocer a Maldini. El defensa total, el de los ojos azules. Il Capitano para unos, Il Bello para otros. Maradona dijo de él que «debió ser actor» porque «es demasiado lindo para jugar a la pelota». Suerte que no le hizo caso.