Raimundo Fitero
DE REOJO

Objetivos

Tal como se están desarrollando los acontecimientos, irremediablemente, van a lograr todos sus objetivos. Hay unas fuerzas del mal que llevan disfraces de banqueros, mandatarios globales y científicos de bata oscura que están tensando todas las cuerdas para que se rompa el delicado equilibrio mundial y entremos en una etapa secuencial de conflictos diseminados por una parte muy concreta del globo donde se van a dar las batallas más indecentes de la historia de la humanidad. Me asomo estos días al abismo desde ventanas televisivas norteamericanas y a los pocos minutos de derribarse el avión ya aseguraban con una certeza sospechosa que había sido a causa de un misil. Solamente falta otorgar la autoría a quien ellos crean conveniente para iniciar un conflicto internacional de gran intensidad.

Estos deben ser los objetivos más burdos, porque los hay más secretos que vamos conociendo o descifrando mirando los regueros de muerte que dejan los aviones no tripulados, esos malditos drones, las huellas de los tanques y carros de combate con los que el ejercito israelí está cometiendo su salvajada ritual y cíclica, una masacre genocida del pueblo palestino consentida por la comunidad internacional en una actitud cómplice que asusta, porque lo único que se logra es crear terror, odio y consecuencias vengativas que se aplazarán, pero que se convertirán en más dolor en un tiempo lógico.

El avión derribado es de la misma compañía que perdió en el océano Índico otro aparato con cientos de personas hace unos meses, en uno de esos episodios incomprensibles en estos tiempos de tanto control y afinación en la localización de todos objeto volador identificado y con este nuevo suceso, retornan de manera torrencial todas las incógnitas sobre el otro episodio. Hay que tener muchas tragaderas para considerar esta circunstancia una casualidad. Insisto en que miremos el mapamundi, el atlas, y veamos dónde se están provocando estos focos de guerra para intuir cuáles son los objetivos de esas fuerzas telúricas que nos llevan hacia la angustia, hacia la destrucción, hacia la guerra imperial. Este siglo veintiuno empieza a convertirse en muy regresivo para la libertad.