Caricatura de la discriminación por el aspecto físico

El componente sentimental está presente en todas las comedias del argentino Marcos Carnevale, y tal vez le reste fuerza a la hora de cerrar «Corazón de león». El obligado final feliz es lo menos trabajado del, por otra parte, excelente guion que el director ha escrito con Betiana Blum. Así que es mejor quedarse con el resto del metraje, a lo largo del cual se desarrolla una incisiva caricatura de una víctima de la discriminación social por razón del físico.
El mayor acierto en el diseño del personaje agraviado es que no se trata del típico marginado, sino de un triunfador en potencia. El millonario protagonista lo tiene todo para ser el hombre perfecto, salvo por el pequeño detalle de que le faltan unos centímetros para llegar a la estatura normal. Ni siquiera padece enanismo, porque su crecimiento ha sido armónico, pero a todas luces insuficiente. Es demasiado bajito para ser aceptado, por mucho que esté considerado como un prestigioso arquitecto, lo cual hace que su teórico defecto resalte de una manera mucho más injusta.
El gran actor cómico Guillermo Francella no podía haber encontrado un papel mejor para el lucimiento de su capacidad transformadora, convirtiéndose en una divertida versión reducida de sí mismo. Se da la circunstancia de que el rol del hijo lo encarna Nicolás Francella, trasladando su relación paternofilial en la vida real a la pantalla, con la diferencia de que durante la proyección el progenitor se verá disminuido frente al chico.
Otro tanto le sucede en el emparejamiento con la actriz Julieta Díaz, que a su lado hasta parece más alta de lo que es. En consecuencia nuestro enamorado tiene que suplir sus limitaciones de talla con toda la pasión romántica a la que alude el título, haciendo honor a su nombre de pila a fuerza de instinto depredador.
Con el tema de las taras físicas de por medio, no falta el toque humorístico de los hermanos Farrelly, escenificado de forma hilarante en la conversación entre el protagonista y un colega de profesión sordomudo.

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