Alberto PRADILLA

Lakua sustituye las balas de goma por lanzagranadas que pueden causar «grave daño»

El material antidisturbios que ya emplea la Ertzaintza para sustituir las balas de goma es un «lanzagranadas», según H&K, la empresa que lo distribuye y que, no obstante, también le atribuye un uso policial. La munición puede causar «daños graves» a menos de 30 metros de distancia. Pese a ello, Lakua se ha gastado casi 400.000 euros en unas dotaciones que tampoco reemplazarán del todo a un material que se seguirá usando en casos «excepcionales».

El fallecimiento de Iñigo Cabacas a causa del impacto de una bala de goma en 2012 reabrió el debate sobre el uso de una munición «antidisturbios» que no solo ha causado víctimas mortales, sino también graves heridas, como pérdidas de ojo, tanto en Euskal Herria como en otros puntos del Estado español. Ante la presión social, el Gobierno de Lakua inició el proceso de sustituir el material utilizado habitualmente por la Ertzaintza por otro que se considerase menos lesivo. Su elección, que data de ese mismo año, fue el lanzador H&K 169, pensado para ser empleado como lanzagranadas, pero que también tiene uso en ámbitos policiales. Según una respuesta por escrito remitida al parlamentario de EH Bildu, Julen Arzuaga, por la consejera de Interior, Estefanía Beltrán de Heredia, el pasado 24 de junio, este arsenal ya está en manos de las dotaciones de la Ertzaintza que disponen de autorización para emplearlo.

Además del lanzagranadas H&K, Lakua ha optado por munición de 40mm de la marca Brugger&Thomet, un modelo considerado «less lethal (menos letal)» pero que, empleado a menos de 30 metros de distancia, puede causar «daños graves, tales como laceraciones, roturas craneales, de bazo, hígado o corazón, traumatismo de tórax o hemorragias internas», según la documentación en la que la propia compañía explica las características de su producto. En la pregunta, Arzuaga interroga a la consejera de Seguridad sobre los datos ofrecidos por los fabricantes. Sin embargo, López de Heredia dice «desconocer» el informe y asegura que, según los estudios realizado por Lakua, «tanto el lanzador como la munición seleccionada es el material más adecuado para determinadas labores de protección ciudadana y para el mantenimiento del orden público encomendado a la Ertzaintza».

No es este el único documento que alerta sobre los efectos de una munición que Lakua trata de vender como un arma policial menos lesiva. Por ejemplo, la Comisión Nacional de la Deontología de la Seguridad en el Estado francés advirtió, en 2007, sobre las «dramáticas consecuencias» que podía tener su empleo después de comprobar sus efectos desde dos años antes, cuando la Gendarmería comenzó a utilizarlas ante los disturbios en las barriadas parisi- nas. Según este análisis, los riesgos se multiplican si se dispara a una distancia de entre 10 y 15 metros ya que las armas están pensadas para disparar de forma directa, sin los rebotes que, supuestamente, deberían preceder al impacto de las actuales balas de goma.

Por el momento, un total de 3.312 ertzainas, según cifras del departamento de Seguridad, han recibido ya la formación para poder utilizar el nuevo material antidisturbios. En este sentido, Lakua gastó el pasado año un total de 380.110,03 euros en la adquisición de 8.250 unidades del cartucho SIR, a los que se suman 394 vainas y otros 2.000 proyectiles, así como 6.305 unidades del cartucho SIRX y 394 unidades de la misma vaina, todas ellas distribuidas por la empresa Brugger&Thomet. No especifica cuánto se desembolsó para comprar las armas.

En su respuesta, Beltrán de Heredia también rechaza que el H&K 169 sea considerado un arma de guerra, y argumenta que su uso es «policial», obviando que es el propio fabricante, Heckler & Koch, el que lo califica como «lanzagranadas». Para comprobarlo no hace falta más que acudir a la página web de la empresa, donde promociona el producto y afirma que se trata un arma que cumple «con todos los requisitos para la guerra moderna o aplicaciones de la ley».

«Unidades especializadas»

Según la consejera, el nuevo material ha sido empleado en «muy pocas actuaciones». De todos modos, deja claro que seguirá utilizando las pelotas de goma, limitándolas, como hasta ahora, a «unidades especializadas como la Unidad de Brigada Móvil (conocidos como «beltzas»)». «Las pelotas de goma tienen su aplicación específica y excepcional en aquellas situaciones en las que los lanzadores dejen de ser eficaces para el objetivo planteado», afirma. Cabe recordar que otras administraciones, como la Generalitat catalana, ya han prohibido el uso de este material ante la presión social generada por casos como el de Ester Quintana, que perdió un ojo durante la huelga general del 14 de noviembre de 2012.

«No hay espíritu de enmienda», denuncia Julen Arzuaga, autor de la pregunta, que denuncia el hecho de que se sustituya un material lesivo por otro «igualmente letal» y se pregunta el por qué de la elección de «material de guerra». «¿Que diferencia hay entre unas armas y otras?», argumenta.