Beñat ZARRABEITIA
UDATE BETE | Bilboko Aste Nagusia

En Aste Nagusia, la meta es participar

A lo largo de la historia de las fiestas de Bilbo, el deporte ha sido uno de los ámbitos más recurrentes a la hora de elegir al pregonero. Así ha sido en un total de once ocasiones; la última, este mismo año, con la designación del Bilbao BSR.

Cada año, la comisión mixta formada por el Ayuntamiento de Bilbo y las comparsas elige al pregonero de Aste Nagusia basándose en criterios como los méritos acumulados o el apego que dicha persona despierta en el seno de la sociedad bilbaina. Así ocurre desde 1983, siendo numerosos los rostros conocidos de diferentes ámbitos han dado comienzo a las fiestas con la lectura del pregón.

El deporte ha sido uno de los espacios más socorridos a la hora de nombrar al pregonero, nada menos que once. Hecho que se repite con la designación del Club Deportivo Baloncesto en Silla de Ruedas Bilbao BSR, reciente subcampeón de Liga, y más concretamente de su capitán Asier García como pregonero de Aste Nagusia. Circunstancia que además viene acompañada de la determinación de visibilizar y hacer más presente en la fiesta a las personas que sufren algún tipo de discapacidad física. Le espera una apretada agenda que afrontará junto a la chupinera Loreto Errasti y a los miembros de Bilboko Konpartsak.

Entre 1978 y 1983, el pregón corrió a cargo de comparseros o de la comisión mixta en tres ocasiones, el que fuera alcalde la villa Jon Castañeres lo leyó en 1980 -fue la edición en la que el primer edil trató de excluir a las comparsas y estas decidieron no secundar su actuación-, mientras que el escritor Juan Retana lo hizo un año más tarde.

Liceranzu, el año de las inundaciones

Los primeros deportistas que encarnaron la figura de pregonero en Aste Nagusia fueron los jugadores del Athletic Iñigo Liceranzu y Txema Noriega. El defensa, junto a la chupinera de Mamiki Alazne Olabarrieta, fue el encargado de dar comienzo a las fiestas en 1983. Se trata de una edición recordada por las fuertes inundaciones que sacudieron el herrialde terminando de manera abrupta con Aste Nagusia y lo que es más importante, con la vida de 34 personas y la desaparición de otras 5. Las imágenes de la riada llevándose las txosnas y convirtiéndolas en barcos flotantes permanecen en la memoria colectiva. La ciudad, con las katiuskas puestas, se convirtió en un auzolan enorme, achicando agua y quitando barro. La solidaridad estuvo presente en todos los ámbitos. Meses después, el Athletic hizo doblete y Noriega ejerció de pregonero.

No obstante, fue en 1986 cuando dicha figura adoptó una dimensión diferente cuando el músico e integrante de la primera comisión de fiestas Natxo de Felipe decidió participar en más actos festivos. De contar con un papel testimonial, el pregonero -junto con la chupinera y acompañando a Marijaia- pasó a ser uno de los grandes referentes de Aste Nagusia.

En 1988 Josepe Zuazo -comparsero, miembro de la primera comisión de fiestas en 1978 e impulsor de gran cantidad de ideas que dotaron de una frescura especial a Aste Nagusia- diseñó el ya característico traje de pregonero. Indumentaria compuesta por un frac amarillo, gerriko y el gorro bicornio empenachado de color negro.

El primer deportista en enfundarse la vestimenta de pregonero fue Marino Lejarreta en 1992. El carismático ciclista de Berriz había sufrido una dura caída pocos meses antes bajando Autzagane y se vio obligado a colgar la bici. Dos años más tarde, el mítico Joxe Anjel Iribar fue el encargado del leer el pregón desde el balcón del Ayuntamiento.

Alicia Carreño, judoka invidente tuvo el fortuna de ejercer como pregonera en 1996. Se trataba de la segunda mujer en 18 años, ya que la primera fue Amaia Iglesias, ganadora del Premio Adonáis de poesía en 1985. Coincidiendo con el centenario del Athletic, en 1998 el turno fue el entonces presidente del club Jose Mari Arrate.

Con motivo del ascenso del Bilbao Basket a la LEB Oro en 2002, Iñigo Barona fue el encargado de recitar el pregón en nombre del equipo. Tres años después, el honor fue para el montañero Juanjo San Sebastián, alpinista que vivió un momento terrible en 1994 cuando tras el ascender al K2 sufrió congelaciones que provocaron la amputación de ocho dedos y la muerte por agotamiento de su compañero Atxo Apellaniz.

No fue hasta 2012 cuando otra deportista fue elegida como pregonera. La triatleta Virginia Berasategi, sobrina del difunto Julián Fernández, ex concejal, presidente de la comisión de fiestas entre 1983 y 1991 y pregonero en 1995, cogía el testigo de Alicia Carreño. Un año después, el turno fue para Iraia Iturregi, la séptima mujer pregonera de la Aste Nagusia. Tras el recurso interpuesto por el delegado del Gobierno español Carlos Urquijo contra el nombramiento de Jone Artola como chupinera, la capitana del Athletic femenino pidió que actuaciones como la de Urquijo acabasen de una vez.

Otros rostros conocidos que también han ejercido como pregoneros son Jon Lopategi, Unai Iturriaga, Loli Astoreka, Alfonso Irigoien o Julio Ibarra. Uno de los que dejó el listón más alto fue Kirmen Uribe con un animado pregón, también es recordado por lo escueto y concluyente el «pasároslo de puta madre» que entonó la difunta actriz Mariví Bilbao Goyoaga desde el Arriaga.

Chupineras, antiguo oficio municipal

Marijaia, principal símbolo de la fiesta, fue creada por la artista Mari Puri Herrero en 1978 a solicitud de la comisión de fiestas poco antes de que arrancase la primera edición. Basada en Mari, la dama de Anboto, con sus cuatro metros y brazos en alto, pronto se convirtió en la imagen de las fiestas. Junto a ella se creó la figura de la chupinera, antiguo empleo municipal en Bilbo. Labor que fundamentalmente desarrollaban las mujeres y que se transmitía de madres a hijas y que consistía en avisar a los habitantes de la villa de la llegada de grandes eventos mediante el lanzamiento de cohetes.

En 1983, José Ángel Lasa creó tanto la percha como la makila de la chupinera. Sin embargo, el uniforme no fue diseñado hasta dos años más tarde, obra de Alejandro Gutiérrez. La chupinera de 1985, Maria Luisa Crespo, fue la primera en vestir el traje ya con guerrera roja, falda negra y txapela. Al igual que ocurrió con Natxo de Felipe, en 1986 Manoli Crespo -de la extinta Gautxoriak- fue la primera que participó con su uniforme en muchos más actos que el inicio y final de las fiestas. Un total de 36 mujeres de otras tantas comparsas han contado con el honor de ser las chupineras de Aste Nagusia, la primera fue Ana Isabel Arzeniega de la desaparecida Araba Etxea. Mañana, el turno será para Loreto Errasti de Piztiak.

Durante todos estos años, las comparsas han sido el motor de unas fiestas marcadas por la participación. No es de extrañar, en su primer fin de semana de existencia en 1978, el éxito fue rotundo. Únicamente hay que reparar a las cifras de aquellos 19 y 20 de agosto de hace 36 años se consumieron cerca de 40.000 litros de vino, otros tantos litros de otras bebidas y 120.000 litros en refrescos. En cuanto a la comida, se dieron cuenta de 50.000 barras de pan, 300 kilos de chorizo y otros 200 de patatas. Aquel año surgieron algunas de las comparsas históricas como Bizizaleak, Hontzak, Pinpilinpauxa, Satorrak, Tintigorri, Txomin Barullo, Uribarri, Moskotarrak, Kobeta Mendi o Mamiki. Actualmente, son 30 las que forman parte de Bilboko Konpartsak, federación a la que este año se han sumado Munduko Jendeak y Trikimailu.

Todo está preparado para nueve días de fiesta en la ciudad. Símbolos, comparseros y txosnas están en sus puestos y se espera un chupinazo limpio, reivindicativo y respetuoso. Aquí, lo importante es participar.