Texto: Jakes PARROU / Foto: Juan Carlos RUIZ A. PRESS
UDATE | Donostiako Aste Nagusia

Donostia es nuestra Maracaibo

Bucaneros de la provincia, filibusteras de los barrios altos, barbarrojas de la Parte Vieja, piratas todos y todas; guardemos los aparejos festivos y atraquemos pues en la tierra firme de la rutina, que hasta aquí llegó la marea. Eso sí, no entonéis Pobre de Mis ni enterréis la sardina, que aún queda ron en el barril y unas cuantas risas en el Irrikitaldi.

Antes de que los mandamases de la ciudad hagan su balance, actualicemos la carta de navegación de esta Aste Nagusia de nuestros desvelos. Y concluyamos que fue bien la singladura pese a una galerna infernal y un sinfín de xirimiris, chaparrones y calabobos: proa bien enfilada, vela hinchada, máquinas a tope, cubierta repleta, fiesta a mar abierto y al ataque, juerga pirata en fin, tormenta perfecta, que para vegetar al abrigo del puerto ya tiene el año 356 días más.

No diremos que Donostia es Río en carnavales, ni Munich en octubre, ni Iruñea en julio. Pues no, pero quién sabe, todo se andará y se navegará. De momento es nuestro Maracaibo, un sitio en el que vivir y gozar todo lo que se pueda, cada vez más. Bien lo saben grumetes como los de la foto, para los que la Aste Nagusia cada vez tiene más tesoros, Ferias y cabezudos, sí, como antaño, pero también su abordaje, sus juegos de aventura y hasta su comida con los coleguillas. Van en proa, sin duda.

Porque otros van de popa. Los aguafiestas made in Donosti, los protestones y las señoronas, los que -cada vez menos- aún tuercen el morro al ver La Flamenka, o refunfuñan si alguien les roza al cruzarse en el Bule, o se quejan del ruido en Ikatz o la Fermin, y no te digo ya si les quitas la visión de una décima de segundo de los fuegos. Ñoñostiarras, sabiondillos y munillas son un lastre, a ver si pronto pasan al catálogo de especie en extinción junto al pez payaso o se quedan a dormitar en el fondo marino cuando llega «semana grande». Por cierto, ¿que fue de los taurinos? ¿Y de las siete plagas que asolarían Bildukistán?

Va a plena vela la fiesta en la que cabe todo el mundo y no se olvida a nadie; si a eso le llaman política, pues será, pero de la solidaria, la buena. Y empiezan a irse a pique los que no saben disfrutar sin agredir y acosar; parece que entendieron el aviso contundente del primer día y se tiraron por la borda, no volváis por estos mares ni por ningún otro.

Pasan de moda los lobos de mar solitarios, aquellos que antes solo miraban pasar la fiesta y se quedaban marmarreando. Sube la juerga en cuadrilla, cofradía o txoko. Y gana lo local, lo auténtico, bertakoa, del mercado del centro a la sagardotegi de Gros y el escenario de Sagues; pierde la semana prefabricada para consumo turista, la que añoraba al Azor y la que echa en falta a estrellas venidas a menos que se lo llevaban crudo.

Nos vamos, pero volveremos... y será al asalto. Gora Donostia!