GARA
Elkarrizketa
Miguel Angel Von Wichmann
Médico del Hospital Donostia

«Al chikungunya, en bantú, le llaman `la enfermedad que rompe los huesos'»

Aunque es originario de Aragón el doctor Von Wichmann se considera hernaniarra. Lleva casi 30 años trabajando en Euskal Herria, 21 de ellos en la Comisión de Infecciones Hospitalarias del Hospital Donostia, de la que es presidente. En setiembre estuvo tres semanas en Etiopia conociendo el centro Ayder Reference, en Mekele, con el que acaban de firmar un acuerdo de transferecia de conocimientos.

Durante los últimos ocho meses, el virus chikungunya, detectado por primera vez en Tanzania en 1952, se ha extendido por América Latina, desde Cuba a Argentina, causando ya decenas de muertes. La Organización Panamericana de la Salud informó de que, a 1 de agosto, el virus se ha confirmado en 31 países y territorios del continente americano. «Los viajes de la gente podrían propagarlo todavía más», advierte en una entrevista a GARA el doctor Miguel Angel Von Wichmann, presidente de la Comisión de Infecciones Hospitalarias del Hospital Donostia.

La prestigiosa revista médica «The Lancet» acaba de hacer públicos los primeros ensayos en humanos de la vacuna contra esta enfermedad que, a deferencia del ébola, no se transmite por abrazos, besos, por los alimentos o por el aire.

La prueba fue realizada por investigadores del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EEUU, quienes inocularon la vacuna a 25 adultos sanos. Ninguno sufrió efectos secundarios severos y la mayoría registró una respuesta en forma de anticuerpos neutralizantes desde la primera de las tres dosis recibidas.

¿Cuáles son los síntomas del chikungunya?

Es una enfermedad que estaba ubicada en la costa oriental de África, en la zona de Tanzania y las Islas del Indico (cerca de Madagascar, Mauricio, Reunion...). Es una enfermedad vírica y lo que produce es un cuadro gripal brutal. En bantú le llaman `la enfermedad que rompe los huesos'. Produce dolores musculares, dolores de hueso y fiebre.

En sintomatología y en gravedad es parecida al Dengue. Cualquiera de las dos se puede convertir en una enfermedad de riesgo para la vida, pero no es frecuente. Afectan mucho, pero tienen baja mortalidad.

¿Cómo puede infectarse una persona?

Por picadura de mosquito tigre (Aedes albopictus). Lo que pasa es que está en varias partes del mundo; ahora ha entrado en el Delta del Ebro, por ejemplo, y a través de turistas ha llegado hasta el Caribe. Al picar a gente que tiene la enfermedad el insecto también se infecta y a su vez infecta a más gente. Cuando hay suficiente gente enferma el virus se queda, porque ya tiene bastantes sitios donde vivir. En el Caribe se ha quedado para residir, de ahí ya no va a salir. En cuanto a Europa, en Italia hubo un brote, pero se limitó. En el Estado español hemos tenido algún caso aislado de turistas que han venido de las islas del Indico.

¿Cómo evitar los contagios?

Usando repelentes de mosquitos (ríe). Este es un consejo general para el viajero: evitar la caída de la tarde y el amanecer, que son los momentos de más riesgo. En esos momentos hay que usar ropa de manga larga y ponerse un buen repelente (de los recomendados por la OMS) en cara, cuello, brazos, pies... Esa es la mejor prevención que hay.

¿Y cómo se evitan las enfermedades tropicales que no se transmiten por mosquitos?

Toda persona que vaya a hacer un viaje a un país tropical debe ir a Sanidad Exterior. Le dirán los riesgos que hay en cada zona, porque incluso dentro de un país hay zonas de riesgo diferentes. Lo primordial es que se vacune si así se lo recomiendan y que tome precauciones.

Independientemente de cuál sea el destino, se deben seguir unas pautas básicas: no beber agua que no esté embotellada, evitar los cubitos de hielo porque, a veces, están hechos con agua del grifo; a ser posible estar vacunado de hepatitis A, si es que no se ha pasado, porque en cuanto te tomas un zumo de frutas o una ensalada te puedes infectar y de adulto puede ser grave; mantener prácticas sexuales seguras, con preservativo, porque puedes venir con lo que no has llevado o dejar lo que no tenían. En las zonas de malaria vale la pena tomar las pastillas, sin ninguna duda, pero hay que cumplir correctamente el tratamiento. Se deben tomar un día antes de viajar para ver que se toleran bien, durante el viaje y hasta dos semanas después de regresar. Mucha gente se olvida de tomarlas una vez de que han regresado. Si tienes una picadura de mosquito con malaria puedes infectarte por no haber tomado la precaución suficiente.

¿Cuándo conviene vacunarse?

Según en que zonas se aconsejan algunas como la que previene la fiebre tifoidea. La gente que vaya de peregrinación a La Meca conviene que se vacune de meningitis porque allí se junta gente de todo el mundo. Todo depende de qué país se va a visitar, cuánto tiempo se va a estar y que tipo de viaje se va a hacer. No es lo mismo un cooperante que un turista que va a un hotel de cinco estrellas.

¿Cuál es la enfermedad con la que más acuden a su consulta?

La diarrea del viajero, pero eso es por un cambio de flora. Se puede coger al ir a Andalucía, y el que viene de Andalucía la puede coger aquí también. Ni siquiera es necesario que estés expuesto a algo muy excepcional. También son frecuentes las infecciones de la piel por picaduras. Por otro lado, hay enfermedades que hemos traído y llevado. Una enfermedad respiratoria es igual aquí o en Pekin.

En el ámbito de las enfermedades infecciosas y tropicales se ha avanzado mucho, ¿cuál es el protocolo que se sigue?

En los sitios con mayor inmigración o, sobre todo, donde tienen más entrada de gente de fuera, como Madrid o Barcelona, había unidades de medicina tropical, que estaban bien preparadas. Pero como se han diversificado y globalizado los viajes y la inmigración, y todos andamos por todos los sitios, actualmente en los hospitales grandes siempre hay gente cualificada en este tipo de enfermedades. El protocolo es contactar con la red sanitaria. Salvo epidemias o avisos de alarmas muy concretas, lo normal es que acudas a tu médico de cabecera o a urgencias y ellos te orienten a la unidad de infecciosos o de medicina tropical.

El paciente tendría que decir dónde ha estado. No es lo mismo un dolor de cabeza de alguien que ha estado en Urnieta que de alguien que ha estado en mitad del Congo. Un dolor de cabeza se puede tener en cualquier parte pero si está acompañado por un cuadro febril...

¿Cuánto se tarda en identificar las enfermedades?

Depende. La malaria, por ejemplo, que es una enfermedad muy grave y que puede ser mortal, se hace al momento. Basta con una muestra de sangre para saber si hay una parasitación importante. Si hay pocos parásitos, se hace una prueba de detección de proteínas del protozoo y así se sabría, como muy tarde, en doce horas.

El chikungunya, el dengue, el ébola... ¿tienen tratamiento?

No, solo sintomático. Lo que pasa es que aquí hay posibilidad de que si, por ejemplo, ocurre un desangrado se puede corregir metiendo más sangre o poner factores de coagulación o acudir a la unidad de cuidados intensivos. En el caso del ébola, la situación es mala. Ha habido varios brotes desde los años sesenta que se identificaron los primeros casos y, en general, han sido muy limitados porque mataban mucho. Es muy fácil contagiarse (de persona a persona, a través de la sangre, saliva, orina) y mata en muy pocos días. Si se infectaba alguien e infectaba a los de alrededor, morían tan rápido que no había tiempo para que la enfermedad se extendiera. El porcentaje de mortalidad era casi del 100%. El de este brote se sitúa en un 70%-80%, por lo que el virus tiene tiempo de extenderse. Además, su incubación da margen suficiente para que una persona infectada viaje a otro país, de ahí la alarma mundial.