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Bárdarbunga y Tavurvur, en el radar planetario

Las erupciones de volcanes se han convertido en gran amenaza para la navegación aérea moderna, desde Islandia a Papúa Nueva Guinea

La proliferación e interconexión de los vuelos en todo el planeta hace que las erupciones puntuales de volcanes se hayan convertido en algo más que una molestia periódica. La sombra de lo ocurrido en 2010 con el impronunciable Eyjafjallajökull islandés, que alteró el tráfico aéreo europeo durante semanas debido a la extensión de la nube de ceniza, todavía es muy alargada. Anteayer, en el mismo país se declaraba la alerta roja para la aviación por culpa de otro volcán, el Bárdarbunga. Pero lo curioso es que al mismo tiempo casi en la otra punta del planeta también la circulación aérea se veía afectada por otra erupción, la del Monte Tavurvur, en Papua Nueva Guinea (en la foto).

De momento es este último, que deja esa espectacular nube de la imagen, el que altera más las rutas entre ciudades como Sidney, Tokio y Shangai. Los aviones han debido cambiar su trazado habitual y volar por el centro de Papua Nueva Fuinea para evitar la nube. Con todo, por el momento no ha sido necesario evacuar la ciudad más cercana al volcán, Rabaul, que ya fue destruida por una erupción más severa que la actual en 1994.

En Islandia la situación se había relajado algo ayer. Continuaba habiendo una importante actividad sísmica en torno al Bárbandunga (450 terremotos desde la medianoche hasta las 7.00 de ayer sábado, uno de ellos de 5,4 grados en la escala Richter), pero se consideraba poco probable que se produzca una emisión significativa de cenizas que pueda incidir en el tráfico aéreo.

La oficina meteorológica islandesa relaciona estos seísmos con el hundimiento del volcán debido a la disminución del volumen de la cámara de magma que tiene debajo. La zona activa en temblores se extiende desde aproximadamente cuatro kilómetros al sur del límite del glaciar Dyngjujökull hasta el lugar de la erupción. Pero los que seguramente tiemblan tanto o más son controladores y compañías aéreas del norte de Europa que todavía tienen muy presentes la pesadilla del Eyjafjallajökull.

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