Mikel CHAMIZO
Udate | Kritika: Musika Hamabostaldia

La orquesta, extensión del director


Empecemos por el final, porque el bis que ofreció la Orquesta del Festival de Budapest fue el más original que yo haya visto: dejaron sus instrumentos y se pusieron a cantar y aunque sus voces no eran las mejores hicieron un -In Stiller Nacht- de Brahms exquisito.

Fischer es un director que aplica una original metodología de trabajo e, imagino, hacerles cantar en coro es una práctica que fomenta entre los músicos otra forma de escucharse, además de una estrategia para cohesionar el equipo.

La del Festival de Budapest es una de las pocas orquestas que quedan en el mundo que respira como un ente con su director.

Fischer lleva 30 años dirigiéndola y la ha moldeado para que responda a la perfección a su personalidad imaginativa y a sus acercamientos modernos aunque muy entroncados en la gran tradición sinfónica. Las dos sinfonías de Brahms fueron todo un muestrario de la ductilidad de la orquesta para abordar ataques y fraseos con mil matices diferentes y bajo unos criterios de tempo constantemente cambiantes. Fue también una demostración de equilibrio, tanto dentro de las familias como entre ellas. Tras lo ofrecido por la Filarmónica de Rotterdam fue un placer volver a escuchar vientos madera que suenan como un órgano, o tuttis de gran volumen pero perfectamente transparentes, en los que se podía discernir cada instrumento dentro del conjunto. Eso sí es una gran orquesta. En cuanto a las versiones de Fischer, fue un Brahms perfectamente humano, libre de épica, con sentido del humor y amorosamente clásico.

Ficha

Intérpretes: Orquesta del Festival de Budapest. Ivan Fischer, director.

Programa: Sinfonía nº3 en Fa mayor y Sinfonía nº4 en Mi menor de Brahms.

Lugar y fecha: Donostia, Kursaal.