Del paso de la escritura de guiones a la total autoría cinematográfica llevado a cabo por Steven Knight, todo ello muy reciente, solo cabía esperar algo bueno, y así está siendo. Se puede decir que es ya uno de los cineastas con más talento innovador y sentido del riesgo. Se veía venir con su ópera prima «Redención», que es el thriller más original protagonizado por el action man Jason Statham a lo largo de su carrera. Pero sobre todo la confirmación de sus muchas posibilidades llega con la creación de la serie televisiva «Peaky Blinders», que le vale dos premios BAFTA al mejor guion y a la mejor dirección. Su segundo largometraje «Locke» ha recibido el de mejor guion en los British Independent Film Awards, por lo que ahora le falta únicamente ser reconocido fuera de Gran Bretaña.

No soy muy partidario del juego de las comparaciones, pero entiendo que haya quien piense en «Buried» al ver «Locke». De todas formas no es lo mismo enterrar a una persona en un ataud que mostrarla dentro de su coche, y tampoco se trata de ninguna competición sobre la película más claustrofóbica. Parecidos al margen, Steven Knight no necesita de trampas de guion para mantener a su protagonista en esa situación única durante el metraje completo.

En «Locke» no hay trucos de género fantástico, sino pura y dura narrativa a tiempo real. La película equivale exactamente al trayecto de un hombre por carretera desde que sale del trabajo y llega a su destino. Está solo conduciendo su coche y se comunica con los demás a través del «manos libres». Las llamadas afectan al trabajo y a su relación matrimonial y familiar. Nada más.

El tema no se hace repetitivo ni aburrido, gracias a que el contenido de las conversaciones conlleva un suspense, y a que la parte visual es muy atractiva en su constante juego con la iluminación nocturna procedente de los focos de otros vehículos. Mientras la ves cabe pensar en la soledad del ser humano o en la dependencia tecnológica, amén de otras cuestiones acerca del modo de vida actual.