GARA IRUÑEA
DERBI EN EL SADAR

Un baño de realidad no viene mal

Se invirtieron las tendencias. Mientras el Alavés confirmó su progresión con la primera victoria liguera, Osasuna puso los pies en tierra después de que no fueran pocos los que habían echado ya las campanas al vuelo. Es la crudeza de una categoría que no regala nada.

OSASUNA 1

ALAVÉS 3

El derbi puso las cosas en su sitio. Para los dos equipos. Lo visto en la pretemporada del Alavés no se había correspondido una vez iniciada la competición oficial y a Osasuna le habían sonreido los resultados en este inicio liguero, quizás demasido. El baño de realidad les va a venir bien a ambas escuadras vascas de cara al futuro.

Porque los babazorros van a empezar a creer en las posibilidades de un bloque que apunta maneras y porque los rojillos aterrizan de esta manera en lo que es la categoría de plata, una división en la que lo primero que hay que hacer es defender. Y los anfitriones no lo hicieron bien en este apartado, reconociéndolo como error propio su técnico, tanto en sala de prensa como por los cambios que realizó tras el paso por vestuarios, si bien tampoco es que la escuadra navarra ganase mucho en consistencia, al menos en el inicio de dicho segundo periodo.

Bastante más acertado en su estrategia, Alberto López sí que dio con la tecla para hacerse con los tres puntos y firmar un encuentro muy completo de los suyos. Doble pivote y gente arriba con mucha movilidad. La receta, con el ingrediente obligatorio de la presión y el sacrificio, ahogó a Osasuna que, sin hombres de estatura en ataque, estaba obligado a bajar el esférico al pasto, donde los babazorros mordieron y se adelantaron en todas las acciones.

A ello le añadieron la guinda de la estrategia. Cada balón parado -especialmente en los corners- supuso un ejercicio de envergadura de los albiazules, al que los locales no sabían cómo hacerle frente. Pero, además, al Alavés ayer le acompañó la eficacia y la candidez de algún que otro rojillo. Como Ion Echaide al cometer un penalti innecesario que abría el camino del triunfo a los visitantes, para mayor gozo de una parroquia que había viajado en un número que rondaba el millar.

El gol afianzó la idea primigenia que se había estudiado en el vestuario arabarra, si bien los pupilos de Alberto López tuvieron que emplearse a fondo para contener las acometidas de un Osasuna al que le costó más de media hora enterarse de qué iba la fiesta. Fue en el 38 cuando llegó el primer remate a puerta navarro, con una peinada de Nino que desbarató un muy bien colocado Manu Fernández.

Solidez albiazul

La solidez de este Alavés se puso a prueba con la reanudación, en la que se esperaba a un conjunto encarnado en la línea de ir a por todas, tal y como había acabado la primera parte. Lejos de encogerse en su área, el equipo albiazul mantuvo la posición en el campo y ello permitió pillar una vez más desguarnecida a la zaga osasunista, con un Sangalli al que nunca consiguieron contener los defensas locales. Era el premio a la mayor fe y mejor imagen que el cuadro babazorro estaba poniendo sobre el verde de El Sadar.

La siempre caprichosa variable del arbitraje también estuvo ayer del lado arabarra, posibilitando un tercer gol que nunca debió subir al marcador -la imagen de Migue empujando el cuero con el brazo es muy clara-, pero que daba por finiquitado el derbi, pese a que quedaba por delante más de media hora de juego por disputarse. En todo caso, la acción volvía a demostrar la debilidad anfitriona a la hora de defender las acciones a balón parado.

Con tan sobrada diferencia en el electrónico, entonces sí que fue Osasuna quien pasó a hacerse dueño del esférico, sin poder achacar que los de Urban no tuviesen actitud o no le pusiesen ganas, pero todo quedó finalmente en eso. Porque ese dominio solo posibilitó que el estadio iruindarra volviese a ver un penalti a favor un año y once meses después, y un par de remates de un Lotiés que trató de reconciliarse con la grada, que le pitó al salir en el descanso.

Queda todo un mundo por delante y es imposible adivinar qué trayectoria seguirán Osasuna y Alavés, pero seguro que de ayer ambos equipos sacaron fructíferas enseñanzas. En menos de 48 horas, les espera el segundo asalto, ahora en Copa.

Las dos aficiones acabaron el choque coreando al equipo rival

Unos se fueron más contentos que otros de El Sadar, pero que ambas aficiones acaben coreando el nombre del equipo contrario una vez finalizado el derbi da una idea del ambiente de fiesta que se vivió ayer en Iruñea antes, durante y con posterioridad a la disputa del encuentro. Desde el buen rollo que se puso de manifiesto a lo largo de la mañana con seguidores de uno y otro conjunto poteando en buena armonía por las calles de Alde Zaharra, pasando por la animación constante durante el encuentro y la cordialidad que reinó al final, pese a la diferente suerte en el marcador.

Los propios técnicos se refirieron a la camaradería existente en «un ambiente de Primera», como lo catalogó el técnico rojillo Jan Urban, quien agradeció el apoyo de la afición pese al resultado desfavorable, mientras Alberto López no podía menos que considerar una «gozada» disputar un envite de estas características y coincidir también en el agradecimiento hacia sus hinchas desplazados a Iruñea, «por apoyarnos en todo momento».

Luego ya la lectura deportiva fue por barrios, como era lógico esperar. El preparador polaco se arrogó toda la culpa de la derrota. «Como decimos aquí, fue una cagadica del míster, porque me he equivocado, debía haber formado la línea defensiva con la que concluyó el partido porque nos faltó claridad para sacar el esférico desde atrás, perdimos todos los segundos balones», analizó.

Más contento y optimista, el míster albiazul destacó haber tenido «paciencia» para aguantar al rival y «saber redondear el resultado tras el descanso. El equipo ha salido muy enchufado y ha tenido premio, pero es importante ser cauto, tanto en las derrotas como en las victorias, en las primeras no hay que martirizarse y en las segundas, valorarlas en su medida».

Oriol Riera y Puñal se quedaron con ganas de victoria

Tanto Patxi Puñal como Oriol Riera se quedaron con las ganas de disfrutar de una victoria de su exequipo. Ambos estuvieron en El Sadar para apoyar desde la grada a quienes fueron sus compañeros, y en el caso del uhartearra coincidiendo con su 39º cumpleaños.

Camisetas de apoyo a Oier e Isaac Manjón

Los jugadores rojillos portaron camisetas en apoyo de sus compañeros Oier y Manjón, ambos recientemente lesionados de gravedad. El primero sufrió una rotura de ligamento cruzado de su rodilla derecha y el segundo, otra rotura, pero en este caso del menisco externo.

Casi dos años después, penalti rojillo a favor

Han tenido que pasar casi dos años para que a Osasuna le piten un penalti a favor. El último fue el 30 de septiembre de 2012 frente al Levante, una acción que propició el feo gesto de David Timor hacia la grada llevándose la mano a la oreja tras haber recibido algunos pitos.