Anda el señor X muy suelto últimamente y su última aparición pública ha sido para convertirse en señor Y o señor Z como eslabón perdido y urdidor de muchos casos en todo el asunto de la corrupción generalizada desde décadas. Ha dicho Felipe González que no cree que Jordi Pujol sea un corrupto, sino que estaba pensando en el futuro de sus hijos. Los buenos padres como él son así, preocupados por los hijos, y se le puede preguntar exactamente por el destino de los suyos propios, porque a lo mejor eso ayuda a entender su frase exculpatoria. Robar para preparar un mejor destino de sus vástagos es casi una actitud aristocrática.

En nuestras pantallas vemos muchos hijos, herederos de fama y posicionamiento en el negocio televisivo sin apenas haber demostrado más valía que el parentesco. Rocío Carrasco, la hija de Rocío Jurado, tiene puesto fijo en los sofás de «Hable con ellas», y dicen que se debe a un pacto secreto con la dirección suprema de Mediaset. Tiene antecedentes televisivos, pero llevaba unos años sin aparecer en pantalla, y de repente ahí la tienen, como si tuviera algo que decir o hacer.

Es, con distancia al resto, Telecinco la que acumula más casos de esta índole. Desde el fenómeno Terelu, de vuelta a las pantallas de los «Sálvame» de turno, tras un periodo de asueto parece que voluntario, cuyos méritos más obvios parecen estar vinculados de manera directa con la influencia en el canal de María Teresa Campos, su madre, ahora ennoviada con Bigote Arrocet, que abre una saga importante hasta la más que asombrosa presencia de todos los hijos de Isabel Pantoja, con Kiko Rivera como comodín transgénico, y que alcanza el cénit de lo incomprensible con Chabelita Pantoja, que por razones por nadie explicadas ni comprobadas en ningún test de actitud sus capacidades, tiene sección fija en el canal para hablar de moda y belleza. Un cachondeo, vamos.

¿Qué relación secreta o de coacción existirá entre la corrupta Pantoja y Mediaset para que aparezcan tanto en sus programas la familia? Y cobrando, que es lo significativo. Las tres familias mencionadas, especialmente los hijos, han proporcionado a Telecinco miles de horas de chismorreos.