«Sacar adelante una película hoy en día es una labor titánica, se requieren 2-3 años»
Ana Murugarren lleva a la gran pantalla la lucha de una mujer por saber su identidad y por desentrañar la oscura trama de los niños robados. «Tres mentiras» es un thriller social que quiere denunciar la indefensión de aquellas jóvenes madres frente a la sociedad y la iglesia.

Es un thrilller que busca justicia con las mujeres que sufrieron una época, no tan lejana, en la que ser madre soltera las convertía en apestadas. Siempre hubo, hay y habrá gente dispuesta a aprovecharse de los más débiles». Así define Ana Murugarren su último trabajo.
Tres mujeres. Tres mentiras sobre las que han tejido sus vidas. El filme cuenta las vicisitudes de Inma, Lucía y Karmele, tres jóvenes mujeres que a principios de la década de los 70 deben enfrentarse a un embarazo no deseado. La protagonista es la hija de una de ellas, Violeta, decidida a saber qué pasó con su madre y las otras mujeres que se enfrentaron a aquella cruel situación. Llega el próximo viernes a nuestras pantallas.
¿Qué expectativas tiene con la película?
Desde que te planteas hacer una película siempre tienes expectativas de que sea la bomba. ¡Si no no te embarcas en el proyecto, porque la labor es titánica! 2-3 años es lo que se tarda en levantar una película, desde que se empieza hasta que se estrena. La verdad es que nos ha ido bastante bien con todas las anteriores, por lo que esperamos que con esta también ocurra lo mismo. Claro, con esto de la crisis económica y la subida del IVA la gente no va al cine. Si «Ocho apellidos vascos» y «El niño» han roto las taquillas... Yo no espero romper las taquillas, pero sí que mi trabajo interese al público.
Es su primer largometraje de ficción. ¿Siente que se ha tirado a la piscina?
En realidad no, porque «El precio de la libertad» también lo rodé en formato cine, aunque se emitió en televisión.
¿Lo ve como una evolución natural en su trayectoria?
Sí, absolutamente. Yo salté a la ficción con «El precio de la libertad» y me sentí comodísima. El salto fue ahí porque trabajé por primera vez con actores, ¡algo que me encanta!
En «Tres mentiras» aborda un tema candente, aunque últimamente tiene menos repercusión mediática.
Sí, la verdad es que todas nuestras producciones tienen un trasfondo social importante. En la película «Todo por la pasta» estaba presente el tema de los GAL y de los fondos reservados; en «El precio de la libertad» está todo el tema de ETA; en «Sálvate si puedes» abordamos la corrupción política; y por lo que respecta a «Esta no es la vida privada de Javier Krahe», no buscábamos la polémica pero la buscaron ellos porque salía ese mini-fragmento sobre cómo cocinar un cristo para dos personas y se encendió una polémica terrible... Y le llevaron a juicio. No buscamos la polémica pero parece que siempre pisamos el callo de alguien...
¿El de los niños robados es un tema que le interesaba desde hace tiempo?
Sí, cuando empezó a salir todo el tema nos enteramos de que en el centro de Bilbao había un piso donde se recluía a las niñas y se las tenía ocultas durante su embarazo. ¡Luego, encima, tenían que entregar a los niños, lo que nos parece una aberración! Vimos claro que ahí había una historia y de esa semillita nació el germen de todo esto.
Es un thriller en el que van paralelas la historia de las tres jóvenes y la investigación de Violeta. No es nada dramático.
No, aunque el tema sea dramático, la película es vital y optimista. Es fundamental tomar las cosas con sentido del humor. Es una película potente, tierna y con mucho ritmo. Creo que desde el minuto 1 hasta el 90 el público va a estar enganchado.
Violeta, el personaje encarnado por Nora Navas, se entera que su madre no es en realidad su madre.
Sí, es uno de aquellos bebés robados y se entera cuando su madre se va a morir y ya tiene 40 años. Ve que su vida ha sido una mentira. Ni su madre era su madre ni su padre era su padre. Se coge un cabreo monumental porque es una mujer muy fuerte y echada para adelante y se dispone a averiguar dónde estaba aquel sitio y qué pasaba allí. Se encuentra con muchas dificultades en el camino. Nadie quiere dar esa información, los archivos se han perdido... Acude a la Unidad de Personas Desaparecidas de la Ertzantza, donde trabaja Ángel [Mikel Losada]. Se complementan muy bien, porque ella se salta todas las reglas y él no, es muy metódico. Ella le trae de cabeza y hay una relación muy divertida entre Ángel y Violeta. También está Andoni [Lander Otaola]. Es el ayudante de Ángel pero enseguida se alía con Violeta.
Su objetivo no se ha centrado tanto en desentrañar la trama de los robos, sino en reflejar la evolución de la protagonista. Muestra su la lucha por conocer su identidad.
Sí, quiere saber quién es, pero yo creo que lo que más la cabrea es el hecho de que existiera esa práctica. Quiere descubrir qué pasaba. `Yo puedo demostrar que fui comprada, lo que no puedo demostrar es si hicieron lo mismo con otros niños', dice en un momento de la película. Esa es su lucha. Ni siquiera se plantea encontrar a su madre, a quien al final la encuentra casi sin pretenderlo.
También quiero denunciar la indefensión y el atropello a las que se sometía a aquellas chicas que se veían obligadas a parir a los hijos y luego darlos. Me parece tan impactante y tan aberrante el que se llegue a esos extremos que he decidido contarlo. Ellas también tienen su pequeño thrille. Una de ellas decide no entragar a su hijo y ni sus padres ni las monjas la dejan cambiar de opinión. Ellas, en su ingenuidad, urden un pequeño plan...
La casuística de las chicas es diversa y todas son conscientes de que darán a sus hijos en adopción, no son engañadas.
Sí, van allí obligadas cada una por sus circunstancias. Al personaje de Inma [Azucena Trincado] la deja embarazada un amigo de su padre. Lucía [Marta Castellote] es una cabeza loca que se quiere librar de su niño. Y Karmele [Olatz Ganboa] se casó muy joven y tiene un marido que la maltrata. Todas buscan cobijo en esa asociación religiosa que tiene el piso. Además de quedarse con sus niños, la monja les tiene todo el día limpiando la casa estando embarazadas.
¿Ha contrastado la opinión de algún experto en el tema?
En Madrid estuve con Beatriz Beneitez, abogada y mediadora que trabaja con muchas familias en la asociación Sos Raíces. Ha visto la película y le ha encantado. Me dijo que retrataba muy bien la situación y alabó la elección de las tres chicas, con procedencia y circunstancias muy distintas. Y ella misma se sintió muy identificada con Violeta debido a sus vivencias personales.
¿Se ha inspirado en algún caso real a la hora de crear los personajes del film?
Me he documentado mucho, he leído sobre muchos casos diferentes y hemos intentado elegir lo más representativo. Cada una de ellas proviene de clases sociales distintas y vive circunstancias distintas. Insisto: no se puede obligar a nadie a tener un niño que no quiere y es lo que hacían en muchos casos los padres de las jóvenes. Encima, con intención de venderlo fraudulentamente posteriormente. Y los padres adoptivos tampoco lo contaban en su entorno. Desaparecían un tiempo y volvían ya con el niño... Todo era tan secreto...
¿Tenía clara la elección de Nora Navas?
Es una actriz maravillosa. La conocimos en el Festival de Cine de Donostia por medio de unos amigos comunes. Estábamos Joaquín y yo. Recuerdo que la vimos y fue como un flechazo. `Esta es Violeta!', dijimos ambos. Cuando la vimos con esa sonrisa nos quedamos enamorados. Estamos acostumbrados a verla en esos papeles terribles en «Juana doña» y «Pa Negre» y `con tantos harapos' como dice ella, que está encantada de verse guapa en pantalla con el labio rojo, y los tatuajes, un poco punky.
Las tres actrices más jóvenes se estrenan en el cine.
Nos costó muchísimo encontrarlas, hicimos muchos cástings. Fue complicado porque además tenían que encajar entre ellas. Al final encontramos a tres actrices, Azucena, Olatz y Marta. Las dos primeras vienen del teatro y la tercera lleva tiempo en la televisión. Azucena y Olatz son vizcainas y Marta es catalana. Han hecho unos papeles que van a sorprender, están estupendas. También está Carmen San Esteban (sor Inés), actriz vitoriana maravillosa. Estoy encantada con el equipo artístico. Además, ha sido un rodaje muy de mujeres y en el equipo técnico el 80% también hemos sido mujeres. El ambiente ha sido muy bueno. La anterior, «El precio de la libertad» fue una película de hombres. Lo rodamos en la cárcel y estuve rodeada de hombres barbudos... [risas]. Esto ha sido lo contrario.
¿Qué ha sido lo más complicado del proyecto, encontrar financiación?
Exactamente. Es muy difícil ahora mismo levantar una película. No hay dinero. Hay un atasco en el Ministerio de Cultura, en TVE... menos mal que tenemos a ETB, aunque casi de casualidad... Los políticos no se toman en serio la cultura. Al fin y al cabo el cine es una industria y no lo ven así. No ven que gracias a que las productoras hemos luchado hay un tejido de técnicos, actores... que estaba comiendo de esto. Nos tienen muy abandonados. Y luego encima tienes que escuchar que el cine vive de las subvenciones. ¡No son ayudas, son inversiones! Comparando con Francia la situación es brutal. ¡Claro que desde el Estado tiene que apoyarlo, igual que se apoya el sector automovilístico o a la banca...! ¿Qué está pasando? Que la gente está trabajando por la mitad de su sueldo. Y tampoco puedes continuar mucho tiempo así... a los actores, a los técnicos, a todos les vas pagando menos... No se puede seguir bajando mucho más los sueldos.
Canal 25, una televisión pirata para las fiestas
Ana Murugarren, Joaquín Trincado y Luis Marías son los responsables de la dirección, la producción y el guion de «Tres mentiras», al igual que en todos los títulos de Blogmedia Producciones. Para hablar de los inicios de la productora tenemos que remontarnos hasta 1984, cuando un grupo de jóvenes estudiantes de Periodismo no dudaron en montar un canal pirata, Canal 25, para retransmitir las fiestas de Bilbo. «Todavía no existían las cadenas privadas. Pusimos una antena en Artxanda y vino un coche desde el Ministerio Gobernación de Madrid para localizarnos. A los tres días nos encontraron y cerraron el canal. Nos precintaron los equipos, se llevaron a Joaquín al Gobierno Civil y le hicieron firmar un documento en el que aseguraba que no lo iba a volver a hacer nunca más. Y nos perdonaron», recuerda Murugarren.
Entre aquellos jóvenes que compartían inquietudes estaban Enrique Urbizu, Álex de la Iglesia -estudiante de Bellas Artes-, Luis Marías, Ana Murugarren y Joaquín Trincado. De la factoría que crearon tras el intento fallido de Canal 25 han salido películas como «Todo por la pasta», de Urbizu y «Sálvate si puedes», de Trincado. En ambas ha ejercido Murugarren de montadora. También en algunos films de Álex de la Iglesia y Pablo Berger. X.A.

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