Álvaro Reizabal
Abogado
JO PUNTUA

A Barcina ¡Con la bacina!

El ninguneo al que Rajoy está sometiendo al lehendakari Urkullu supera todo lo imaginable, incluido aquello de las normas de la politesse entre instituciones, llegando a afectar gravemente a las reglas de la dignidad política. A finales de julio desde Lakua se suplicaba que se estableciera una cita y que fuera recibido en La Moncloa, pero el gallego, muy propenso a la utilización del denostado silencio administrativo, dio la callada por respuesta. Alegaron problemas de agenda, algo sorprendente, pues, cuando menos, le quedaron un par de días libres en sus habituales quehaceres, al no tener que ir a Brasil a la final del Campeonato del Mundo de fútbol, tras el clamoroso ridículo de «La Roja».

Parece que en setiembre, el peregrino que tanto subyuga a la Merkel, ha encontrado la ocasión de recibirle en el escaso tiempo libre que le deja la lectura del «Marca» y lo ha hecho, pero, eso sí, en secreto. Es desternillante oír en la radio y en directo que se están reuniendo en secreto en esos momentos. Urkullu volvió de vacío, con la puerta en las narices y castigado por el látigo de la indiferencia de Mariano.

En infinidad de veces hemos oído el discurso del unionismo afincado en Euskal Herria de que estas cosas no ocurrirían si mandaran ellos, que son de la misma cuerda de los que están gobernando en Madrid, insinuando que esa afinidad redundaría, sin duda, en beneficios de todo tipo, pero sobre todo económicos: financiación por parte del Estado de grandes infraestructuras, aumento de transferencias, mano ancha en el cupo... La experiencia enseña que eso no suele ser así, pero lo de esta semana es la prueba del algodón.

Nadie puede negar, ni ellos mismos lo hacen, que entre UPN y el PP existe una comunión tradicionalista en torno al lema ¡que vienen los vascos! Por eso la presidenta se ha pavoneado repetidamente, tras cada uno de sus viajes a Madrid, de la coincidencia de planteamientos y la buena química existente entre ambos gobiernos, hasta el punto de que Navarra adelantaba el pago de las obras del tren a ninguna parte, eso sí, a toda velocidad.

Ahora, vuelve indignada, porque, sin previo aviso, se encuentra con una demanda de 1.513 millones de euros. Bacina es sinónimo de bacín, orinal o perico. A Urkullu le castigan con el látigo de la indiferencia, pero a Barcina, en la cabeza y con la bacina.