El pasado julio, a Bilbao Basket solo le faltó que el sol le saliera por el oeste. De hecho, cuando este domingo salte a la cancha frente al Fuenlabrada -el «¡aquí están, estos son, los hombres de negro!» retumbará como nunca- alguno se persignará ante este pequeño milagro.

Recientemente, el Tribunal Administrativo del Deporte -TAD- certificaba la anulación de la sentencia que expulsaba al club bilbaino de la ACB el pasado 17 de julio. Un verano caliente como nunca, con un happy end que suena más a segunda oportunidad que a acto de justicia y que por nada del mundo la entidad vizcaina debe desaprovechar. El patrocinio de la empresa WISeKey, a la espera de que se asiente como un sponsor solvente, ha servido para apuntalar un proyecto que, parafraseando a Galileo, pese a todo, se mueve. Amanece, que no es poco. Eso sí, ya que en la mañana de ayer la plana mayor de Bilbao Basket realizaba la tradicional ofrenda a la «Amatxo» de Begoña, más les valdrá que esta se acuerde de que los planes de saneamiento del club -ha de lidiar con seis millones de deuda- vayan por la senda correcta. Y lo demás, si ha de sonar, sonará.

«Valió la pena esperar tanto tiempo», declaraba en su presentación Sito Alonso, nuevo entrenador y cara visible de un proyecto que, a día de hoy, es difícil adivinar por dónde saldrá. Con el añadido de un Germán Gabriel que sigue como hombre de negro mientras acuerda su rescisión contractual, los veteranos Raül López, Hervelle, Mumbrú y Dairis Bertans forman la columna vertebral de Bilbao Basket. Ellos ya demostraron tener talento para competir en la Liga ACB, pero también que ellos solos andan justos de gasolina. Eso sí, el no disputar competición europea atrasará los achaques de la «gerontocracia».

Dudas en el interior

De los fichajes, el juego interior ofrece más dudas que el exterior, básicamente porque a cuenta de los problemas físicos apenas han podido completar la pretemporada.

Así, Quino Colom llega de Estudiantes para ofrecer un buen relevo a Raül López, lejos de la fallida experiencia de Roger Grimau de base. Danilo Andjusic, que tuvo su bautismo de fuego en Valladolid, postula a ser una de las revelaciones de la Liga ACB gracias a su buen tiro exterior. En la recámara, los jóvenes Tobias Borg y Dejan Todorovic esperan a asentarse tranquilamente en la élite.

Hervelle, y un Mumbrú que cada vez tenderá más a jugar de ala-pívot, son las bazas más seguras del interior, dando por supuesto que Gabriel es un parche. Las dudas surgen a partir de ahí. Marko Todorovic llega del Barça. Está ante la oportunidad de su vida y ya en pretemporada ha dejado detalles; confirmarlo está en sus manos. Mientras, Ethan Wragge debe abrir el campo -es más triplista que Moerman- y Latavious Williams, si está recuperado, ofrecerá intimidación y solidez. Su tobillo tiene la última palabra.

Los mimbres parecen estables, pero tras una precaria y muy breve pretemporada, será la propia competición liguera la que pruebe la solidez verdadera de tales mimbres. Pero al menos amanece, que no es poco.