Los hechos sucedieron hacia las 11.00, cuando testigos presenciales alertaron a SOS Deiak de que dos surfistas que se encontraban en el agua tenían dificultades debido al mal estado de la mar, con olas de más de dos metros. Según informó el Departamento de Seguridad de Lakua, otras personas que también practicaban surf en esa zona lograron rescatar a los dos surfistas y los trasladaron a la orilla, aunque se encontraban ya semiinconscientes.

El equipo sanitario que se desplazó al lugar de los hechos intentó reanimarles, aunque sin éxito, por lo que solo pudieron certificar su muerte, hecho que sucedió a las 11.30. Tras ordenar el juez el levantamiento de los cadáveres, los cuerpos fueron trasladados al Servicio de Patología Forense de Donostia.

En un primer momento, no se pudo esclarecer su identidad, ya que no portaban documentación alguna, por lo que la Ertzaintza inició una investigación de los vehículos estacionados en las inmediaciones de la playa por si alguno podía contener documentación que permitiese su identificación.

Hubo que esperar hasta la tarde para conocer que se trataba de Andrés y Javier Guibert Valencia, dos hermanos vecinos de Iruñea, de 45 y 44 años. Fueron identificados por familiares que se trasladaron hasta el Instituto Anatómico Forense. El alcalde de Zarautz, Juan Luis Illarramendi, que se desplazó al lugar de los hechos, ya había avanzado por la mañana que los fallecidos no eran de Zarautz y que podían ser hermanos, dado su parecido físico.

En referencia a las causas del suceso, señaló que, al parecer, uno de ellos perdió la tabla al rompérsele la cuerda que une la tabla con el tobillo (txikota), por lo que el otro se dirigió a ayudarle, aunque finalmente ninguno de los dos pudo salir por sus propios medios. Otros dos surfistas y dos monitores de la escuela de surf acudieron al rescate y, aunque lograron acercarlos a la orilla, no pudieron hacer nada para salvarles la vida.

La mar se encontraba ayer en mal estado, con marejada, mar de fondo y olas de entre 2 y 2,5 metros de altura, a causa de una profunda borrasca situada en las islas británicas, lo que hacía muy peligrosa la práctica de este deporte. Miembros de la escuela de surf explicaron que «había olas muy grandes», no aptas para deportistas no experimentados.