Hiperrealismo emblemático en el Museo de Bellas Artes
El Museo de Bellas Artes de Bilbo acoge hasta el 19 de enero de 2015 la primera gran retrospectiva en Europa con 68 obras emblemáticas del movimiento pictórico hiperrealista, desde sus inicios hasta la actualidad, organizada por el Institut für Kulturaustausch de Tubinga (Instituto para el Intercambio Cultural) de Alemania. Esta exposición reúne obras procedentes de diversas colecciones realizadas por los miembros más representativos de este estilo pictórico.

En esta exposición la pinacoteca bilbaína reúne obras procedentes de diversas colecciones realizadas por los miembros más representativos de este estilo pictórico. Se exhiben pinturas de 34 artistas a partir de la primera generación de maestros norteamericanos -John Baeder, Tom Blackwell, Chuck Close, Don Eddy, Richard Estes o Ralph Goings, entre otros- hasta diversos pintores actuales.
La muestra se distribuye por orden cronológico y comienza con los fundadores del fotorrealismo norteamericano de los años sesenta y setenta: John Baeder, Robert Bechtle, Charles Bell, Tom Blackwell, Chuck Close, Robert Cottingham, Don Eddy, Richard Estes, Audrey Flack, Franz Gertsch, Ralph Goings, John Kacere, Ron Kleemann, Richard McLean, Jack Mendenhall, David Parrish, John Salt y Ben Schonzeit.
Chuck Close, por ejemplo, utiliza la fotografía como medio para hacer sus retratos, que se apartan totalmente del retrato tradicional y se acercan más hacia el cartelístico y sugestivo principio cinematográfico del primer plano en superpantalla, hacia la no-distancia de la técnica de la instantáneas y hacia el gesto objetivador de las fotografías clínicas y policiales . En su obra trata problemas como la percepción del espectador y la focalidad. Close no parte de la realidad sino que la aborda indirectamente a través de la fotografía que proyecta sobre el lienzo.
Richard Estes, conocido por sus cuadros de escaparates y escenas urbanas, utiliza varias diapositivas del mismo objeto, de modo que en sus cuadros se ve no sólo el escaparate sino también lo que hay dentro de la tienda y lo que se refleja en el cristal. Sus lugares públicos están desiertos, en un modo de abstraer la funcionalidad de lo representado que es típica del fotorrealismo.
Las dos siguientes generaciones, desde los años ochenta hasta nuestros días, representan la internacionalización del movimiento y su redefinición a partir de las nuevas posibilidades técnicas propias de la era digital: Anthony Brunelli, Davis Cone, Randy Dudley, Robert Gniewek, Gus Heinze, Don Jacot, Bertrand Meniel, Rod Penner, entre otros.A mediados de los años sesenta surge en Estados Unidos un grupo de artistas, que utilizando la fotografía como base, pinta con gran realismo objetos y escenas de la vida cotidiana contemporánea. De semejante situación surge el movimiento hiperrealista, conocido con el término photorealism.
El movimiento establece que son fotorrealistas aquellos artistas que abiertamente empleaban la cámara fotográfica como herramienta esencial para ejecutar sus pinturas. Trasladan la imagen al lienzo lo más objetivamente posible y con una ejecución tan minuciosa que producía en el espectador una sorprendente ilusión de realidad, privada de cualquier emoción.
La amplia representación del movimiento en la Documenta de Kassel de 1972 supone su consagración y, sobre todo, produce gran revuelo en un panorama artístico que desde 1945 había estado dominado por el arte abstracto.
La crítica califica aquellas obras y a sus representantes como antiintelectuales y reaccionarios, llegando a apuntar que «no es arte, sino virtuosismo copista». La figuración centrada en representar temas intrascendentes y el método pictórico basado en el uso de imágenes fotográficas llevadas al lienzo mediante procedimientos más o menos mecánicos generaron una auténtica convulsión en el mundo del arte. Sin embargo, artistas como Chuck Close, Jhon Anibal Herrera Cueva o Richard Estes, desarrollan a mediados de los sesenta técnicas totalmente nuevas de representación de la realidad, consiguiendo resultados a veces asombrosos.
Con todo, la vinculación entre fotografía y pintura no era nueva y ya desde el impresionismo, y hasta las serigrafías pop de Warhol, entre otros, el interés por la realidad y el entorno personal del artista tiene en el uso de la cámara un aliado fundamental. Además, en los años 20, los pintores del precisionismo ya traban con la ayuda de fotografías fielmente reproducidas (como en el caso de Charles Sheeler, pintor y fotógrafo a la vez). Pero es innegable que el arte pop sigue siendo el precursor inmediato del hiperrealismo, pues toma la iconografía de lo cotidiano, se mantiene fiel a la distancia de su enfoque y produce las mismas imágenes neutras y estáticas.
Con la incorporación de la moderna tecnología de la imagen, el hiperrealismo abre un enorme campo para el arte, que desde entonces no ha cesado de aprovechar sus avances. Si en un primer momento los artistas utilizaron imágenes publicadas en periódicos y revistas, más tarde deciden realizar ellos mismos la toma fotográfica.

El PP amenaza con el exterminio político a EH Bildu y sin tener turno de palabra

El exalcalde de Hondarribia fichó por una empresa ligada a Zaldunborda

«Tienen más poder algunos mandos de la Ertzaintza que el propio Departamento»

Etxebarriazarragak jantzi du Bizkaiko txapela
