Joseba VIVANCO
Empate que frustra las aspiraciones de los rojiblancos

Brotes verdes

Los leones mostraron una evidente mejoría en su juego pero no supieron rematar al Celta cuando pudieron.

ATHLETIC 1

CELTA 1

Una hora antes de acceder a San Mamés, a la hora todavía de la partida de mus, tarde otoñal con viento sur, temperatura de playa más que de fútbol, apuraba un café en un bar cercano cuando mis ojos repararon de manera inconsciente en un letrero tras la barra, que avisaba: ``Hoy hace un precioso día, pero tranquilo, que ya vendrá alguno a joderlo''. Fue como una premonición que pronto olvidé, en cuanto el balón echó a rodar, Aduriz adelantó a los leones desde el punto de penalti y ante la parroquia rojiblanca los hombres de Ernesto Valverde se congraciaron con un fútbol que parecía olvidado, pero que seguía estando ahí y solo había que confiar en él. Así fue hasta que a la media hora de juego, con todo a favor, los rojiblancos plegaron velas, comenzaron a defender en su campo y todos los demonios regresaron de golpe.

Y entonces me vino a la mente una película, ``El hombre tranquilo''. Y no me refiero a Txingurri, aunque sea un tipo al que parezca que la procesión le vaya siempre por dentro. Me refiero a la soberbia película de John Ford en la que uno de sus personajes más entrañables, Michaleen Oge Flynn, un viejo borrachín a la par que filósofo, en un momento dado reflexiona en voz alta: «Cuando bebo whisky bebo whisky, y cuando bebo agua bebo agua».

El Athletic había firmado la mejor media hora de la temporada -con permiso de la remontada ante el Nápoles- con un fútbol osado, rápido, de presión, con chispa, salido de lo hondo de la clasificación liguera, para de repente retroceder metros y estar a punto de perder todo el terreno ganado en esos treinta minutos. De poder haber noqueado al Celta, a casi ceder el empate en los últimos quince minutos. Como pasar de la noche al día, y eso que no eran ni las siete de la tarde.

Aquello ni siquiera era achacable al temido viento sur, cerrado a cal y canto en el nuevo estadio. Quien más quien menos, dudó. ¡Ay, ay, ay!, pensó más de uno. Y de lo que podía haber sido, se pasó en la segunda mitad a lo que finalmente fue. Que más allá de volver a mejorar prestaciones, la mala noticia es que se desaprovecharon un par de inmejorables ocasiones hasta que apareció un tal Nolito, otro `torito de piernas cortas' de esos, y la clavó en la red. ¡El que vino a `jodernos' el día! Tanto que a punto estuvo de hacer llegar la sangre al río si la vaselina sobre Iraizoz en el 86 no se le va arriba. Lo comido por lo servido. Al final, un empate a uno que solo celebró la hinchada celeste, ruidosa, respetuosa y agradecida con San Mamés.

El Athletic dio síntomas de recuperación, pero hace falta algo más que un par de semanas de reposo. Avisó Ander Iturraspe en la previa del partido -el más gris ayer, y hasta silbado tras una pérdida en el medio campo que costó una peligrosa contra celtiña- que de esta situación no se salía en tres o cuatro partidos. Y sabía de lo que hablaba. Porque si algo dejó en evidencia el partido de ayer es que la empresa no será sencilla. De esta situación no se sale de la noche a la mañana. «Athletic-ek beldurrik ez», que defendía el presidente Josu Urrutia, pero no va a ser fácil. Hay que tenerlo claro.

El Athletic, el de estos últimos años, duró lo justo. Dijo el propio Iturraspe que saldrían a por los tres puntos desde el minuto uno. Y así fue, pero les duró hasta el treinta, minuto arriba, minuto abajo. Es verdad que en ese interín no solo el marcador se les puso de cara, con un dudoso gol de penalti, porque el balón más bien se estrelló allá donde el sobaco pierde su nombre de un jugador gallego, sino que los locales tuvieron llegadas, remates como el que desperdició Susaeta a centro atrás de un ayer pletórico Aduriz, un cabezazo del mismo donostiarra que sacó milagrosamente Sergio, los despliegues de un De Marcos como media punta que reconcilió a Valverde con la grada... Toto Berizzo, el técnico celtiña, sudaba y prescindía de su chaqueta, de tan mal como lo pasaba ante un Iraizoz mero espectador. Pero el Athletic hizo `click' y todo camcio de repente.

El primer aviso visitante llegó en un balón cruzado que nadie remató en el minuto 29. El Athletic, que había intentado rematar al rival y no pudo, dudó, y cuando dudas... Ya no apretaba arriba, defendía en su terreno, dejó el balón al Celta y las pasó canutas, tanto que también Valverde acabó por quedarse en camisa. El Athletic ya no se sabía si bebía whisky o sorbía agua.

Sin reacción tras el empate

Reaccionaron los rojiblancos en la segunda mitad, adelantaron metros su retaguardia, volvieron a asomarse por la meta rival, con un gol bien anulado a Aduriz, un pésimo cabezazo de De Marcos en carrera que se le fue alto... El Celta ya no llegaba, la defensa bilbaina tapaba bien, pero el resultado era corto y los minutos demasiado largos. Fue entonces cuando Aduriz exhaló sus últimas bocanadas de oxígeno en una jugada en la que ni acertó de cabeza ni luego con el pie y que pudo ser el segundo y definitivo gol. Y de ahí se pasó al mazazo de Nolito, una rápida contra, pared de tiralíneas con Orellana y la cruza a gol.

El partido estaba sentenciado. Restaban quince minutos pero ni al Athletic se le veía capaz, ni en el banquillo Valverde tiene revulsivos para revertir una situación adversa. El empate fue una losa para unos leones que sabían había tenido el partido a su favor y se les había ido de las manos por no haber rematado al contrario cuando pudieron. «Lo peor del fútbol es la sensación con la que terminas, que viene marcada por el resultado», reflexionó en sala de prensa Ernesto Valverde. El empate final dejó un sabor amargo. Quizá hoy sea agridulce. Y es que al menos, se vieron brotes verdes. Por cierto, ¿era San Mamés o Balaídos? Por comentarlo.

«No hemos ganado, pero sí encontrado el camino»

Ernesto Valverde defendió en sala de prensa que el empate «no hace justicia, se queda corto» a lo que sucedió en San Mamés, porque su equipo, subrayó, jugó «para ganar, queríamos ganar». A juicio del técnico gasteiztarra «el equipo ha estado muy bien, en la línea a la que nos tenía acostumbrados. Empezamos bien, llegando arriba, hicimos el gol y pudimos marcar el segundo en varias acciones, pero ellos en una jugada aislada han hecho el empate, cuando teníamos el partido controlado. Quizás nosotros siendo un poco más certeros podíamos haber llegado a ese momento con más ventaja», reflexionaba en voz alta.

El entrenador rojiblanco asumió que el gol de Nolito, en el minuto 73, les había «descolocado un poco». En su opinión, «creo que lo hemos acusado, no creo que haya sido falta de fuelle. Nos ha hecho un poco de daño anímicamente y a partir de ahí no hemos llegado a las zonas de centro como queríamos». A pesar de que el Athletic no sumara los tres puntos, Valverde se felicitó de que sus futbolistas realizasen un partido «en la línea de los últimos tiempos». Para él, «no hemos encontrado la victoria, pero hemos encontrado el camino. Está claro que el objetivo era ganar, pero desde el punto de vista anímico este partido nos refuerza», quiso mostrar su visión optimista.

Sobre De Marcos y su lugar en la media punta, explicó que «conoce la posición, necesitábamos un jugador que corriera al espacio, y ha sido una solución para un partido determinado por las características del Celta. Ha hecho un buen partido». J.V.