Joseba VIVANCO
Athletic No sucedía desde la época de Txetxu Rojo en el banquillo

Nueve partidos seguidos sin ganar

Los rojiblancos volvieron a tirar de mensajes esperanzadores a pesar de irse de vacío en Oporto. «No nos salen las cosas como queremos», se lamentó Laporte, en tanto Etxeita resaltó «el carácter y la raza, cosas positivas» para el partido ante el Almería.

Desde que Txetxu Rojo se sentara en el banquillo de los de San Mamés el Athletic no había cosechado una serie tan negativa de resultados. Con la derrota del martes en Oporto, son ya nueve los partidos consecutivos en los que los rojiblancos no conocen la victoria, seis derrotas y tres lastimeros empates. En el estadio Do Dragao pareció haber entre la afición desplazada más confianza en revertir esa tendencia que entre el propio equipo. Cumplidor en la primera mitad, cerrando cualquier aviesa intención de los jugadores lusos, de nuevo un error individual de un Laporte que sigue exprimiendo al máximo sus pecados de juventud volvió a dilapidar el denodado esfuerzo del colectivo. Luego vimos a un Athletic algo más nuestro, ese que sale del vestuario como si se hubiera tomado dos `optalidones' con un carajillo, todo de golpe, y a fuerza de ir a por ello encontró un premio que se quedó de nuevo en `muñeca Chochona' por otro `imponderable' de última hora, entre que De Marcos no acertó a sacar la pelota e Iraizoz se la comió cual `tripeiro'.

«No merecimos encajar ese gol y menos en ese minuto. A veces no salen las cosas como queremos y nos está ocurriendo desde el principio de temporada», se lamentó a la finalización el choque el central Laporte. En fin, que alguno se debió de acordar de aquella frase que tanto popularizó la primera edición de un famoso programa televisivo, sí, aquello de «quién me pone la pierna encima para que no salga adelante». Pues algo parecido le está pasando a este Athletic que no termina de reaccionar, a pesar de que tanto el central de Agen como su compañero Guillermo Fernández mostraran una versión optimista sobre el futuro. «Vamos a luchar para conseguir el pase», defendía el jugador francés; «tenemos nuestras opciones aún en Champions, estamos con confianza y hay equipo», sostenía el bilbaino, a quien corría una alegría soterrada por su fuero interno más allá de la derrota. «Jugar en el Athletic y en la Champions es lo máximo que se puede pedir», deslizó. Y, además, marcar un gol de `9' puro.

Las brotes verdes en este Athletic se dejan ver a borbotones. «Parece que en estas circunstancias nos cuesta ganar los partidos. Parece que estamos en un bache. Si seguimos trabajando como estamos trabajando, llegarán los resultados», enarboló Etxeita, una de las sorpresas de Valverde en suelo portugués. Las prestaciones fueron optimistas ante el Celta en Liga, en la Champions se vieron algunas facetas más en la misma línea, pero sin garantías de que ante el Almería una pueda certificar un `2' fijo en la quiniela. Al menos, a juicio del de Zornotza, el equipo demostró ante el Porto «carácter y raza, cosas positivas para el próximo partido».

Los leones retornaron tras el choque a Bilbo y se ejercitaron por la mañana en Lezama. No hay tiempo siquiera para lamerse las heridas. La competición doméstica, la que es prioritaria, espera a la vuelta de la esquina, este mismo sábado. Una cita que se antoja crucial, ante la que se volverá a echar mano del manido término de `final', quizá ya hasta entre los propios jugadores, y eso que estamos a las alturas que estamos.

Por descontado, volveremos a ver un once remodelado, que quizá se parezca poco al de Oporto, donde jugadores como Etxeita o Guillermo cumplieron con lo que se les pidió desde el banquillo. A lo mejor vuelve el once más reconocible y en el que hay jugadores que siguen sin coger su punto óptimo y sufriendo en exceso, como Iturraspe o el propio Balenziaga, sin relevo alguno que les presionen en los entrenamientos diarios.

En lo que sí acertó Valverde fue en los cambios. Beñat le dio aire al equipo y los minutos que tuvo no los desaprovechó. Lo mismo se puede decir de Muniain, al menos, un dato que dice mucho a su favor: completó doce pases en campo contrario en la segunda mitad y todos fueron acertados. Igualmente, la apuesta por Guillermo como delantero en lugar de en banda le dio réditos al técnico, aunque en un inicio sorprendiera que dejara a Aduriz en la caseta.

Nueva semana de urgencias, sin apenas tiempo para digerir un disgusto y tener que mentalizarse para viajar a Almería y sumar los tres puntos. Porque no vale salir a contemporizar. Ya no. El Athletic necesita una victoria. Este sábado. En caso contrario, los mensajes presidenciales en torno al miedo quizá podrían empezar a tambalearse. Octubre toca a su fin y nadie quiere esperar a ver qué si en noviembre la situación se revierte. Aquello de volver a hacer borrón y cuenta nueva, porque a este paso la cosa terminaría en un manchón. Probablemente solo haga falta una pizca de fortuna. A ver si en Almería...