Arnaitz GORRITI
BALONCESTO

La vuelta del «hijo pródigo» Lebron a Cleveland condiciona la nueva NBA

La referencia de cualquier deporte siempre es el campeón, así que la campaña 2014/15 de la NBA debiera tener a los San Antonio Spurs como principales referentes. Sin embargo, el «efecto LeBron James» vuelve a alterarlo todo. Después de conquistar dos anillos en cuatro finales con Miami, «The Choosen One» decidía regresar a Cleveland, y con él, los de Ohio reciben asimismo a Kevin Love para reforzar su interior y compartir un «Big Three» en condiciones junto a Kyrie Irving, MVP del último Mundial. La única duda, rivales aparte, estriba en ver si el técnico David Blatt sabrá llevar un vestuario presumiblemente tan profuso en egos.

En verano de 2010, LeBron James convirtió su nuevo contrato en un reality, y no es un juego de palabras. Conocido como The Decision, el alero de Akron decidía abandonar su Ohio natal para dar un triple salto camino de Miami, en el que convertirse en un jugador que no solo acaparase portadas, sino que se asociase su nombre a anillos de la NBA. Como líder absoluto de los Cleveland Cavaliers, LeBron había logrado llegar a la finalísima de 2007, para ser barridos por los San Antonio Spurs con un incontestable 4-0. En los tres años siguientes, los Boston Celtics y los Orlando Magic cortaron el camino de LeBron y los suyos, evidenciando que, por muy bueno que fuera The King James, precisaba escuderos de más talento que los respetables pero secundarios Ilgauskas o Varejao. Los Miami Heat, con Chris Bosh y Dwayne Flash Wade -y Ray Allen con posterioridad- fueron los agraciados.

Claro que, el show se le fue levemente de las manos a The Choosen One, algo que pagó con creces no solo por recibir los silbidos de la afición de los Cavs, sino porque la victoria de los Dallas Mavericks en la final de 2011 se convirtió en un duro golpe para LeBron, puesto que tras el 2-4 final emergieron detractores hasta debajo de las piedras. La redención llegó con el anillo de 2012 -superando un 2-3 adverso ante Boston en Semifinales de Conferencia- y la venganza, en 2013, con aquel 4-3 frente a los Spurs, con el milagroso triple de Ray Allen que mandase el sexto partido a la prórroga para que LeBron decidiera después.

Al final, en 2014 se acabaría el periplo de LeBron James en Miami, tras caer por 1-4 en la finalísima ante unos Spurs que convirtieron el pase extra y el corner three en un arte, con Kahwi Leonard de MVP y el mate de Ginóbili, derribando a Ray Allen en su transición para acabar machacando en la cara de Chris Bosh, como símbolos de la venganza de los «abuelos» de Greg Popovich.

«Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: `Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado'» (Lucas 15, 21-24). Los Cavaliers viven el regreso de LeBron James como la parábola del hijo pródigo, toda vez que en las cuatro temporadas de su ausencia, no han pasado de las 33 victorias -aunque sin llegar al drama de la campaña 2010/11, en la que solo ganaron 19 juegos-. Un hijo pródigo que, amén de su presencia, llega con un pan debajo del brazo: Kevin Love salía de Minnesota para llegar a una franquicia con opciones reales de anillo. El ala-pívot, con su mano desde la larga distancia y su capacidad reboteadora, se aprovechará de los huecos que provocan tanto LeBron como Kyrie Irving, jugador franquicia de los Cavs tras la marcha del alero de Akron y MVP del All Star y el último Mundial, conformando así un Big Three en toda regla con una única duda: si David Blatt, en su primera temporada como técnico NBA, tras conquistar la Euroliga con el Maccabi, sabrá controlar el vestuario.

Chicago, a dejar el regusto amargo

Aunque los analistas sitúen a principales rivales de los Cavs en el Oeste, con Oklahoma -una vez se recupere Durant de su lesión en el pie derecho-, Los Angeles Clippers -los Chris Paul y Blake Griffin y Doc Rivers han de dar un golpe de madurez a una franquicia que en los pasados play off vivía el culebrón de su antiguo dueño Donald Sterling, expulsado por sus comentarios racistas- y los Dallas Mavericks -con el refuerzo de Chandler & Chandler; Parsons llegado de Houston para reforzar el perímetro y Tyson, que regresa de los Knicks para dar potencia a la pintura-, lo cierto es que en el Este los Chicago Bulls vuelven a tomar cuerpo, pese a decepcionar en los pasados play offs, en los que caían por 1-4 ante Washington tras haber sumado 48 triunfos en la Liga regular.

En efecto, Derrick Rose parece que ha vuelto para quedarse. Eclipsado por Kyrie Irving, Rose no brilló para nada en el pasado Mundial -fue el único jugador de los Estados Unidos que no anotó punto alguno en la final contra Serbia, decidido por 129-92-, pero eso mismo le va a restar presión de cara a la temporada, amén de que la franquicia que controla el exjugador de los Bulls John Paxson se ha reforzado para diversificar su fuente de puntos. Pau Gasol salía por la puerta de atrás de los Lakers y en la franquicia de Illinois espera cerrar su etapa de la NBA con una última oportunidad de ganar su tercer anillo, mientras que Nikola Mirotic, pese a sus carencias en defensa, ha mostrado muy buenas maneras en pretemporada fruto de su versatilidad en ataque, lo cual también da opción de que Taj Gibson y Joakim Noah no sean los únicos referentes interiores. Asimismo, el tiro exterior de Doug McDermott dará nuevas armas a la escuadra que prepara un Tom Thibodeau que, pese a ser designado entrenador del año en 2011, los últimos play offs dejaron muy tocado.

Si Chicago quiere quitarse el mal sabor de boca de los últimos play offs, qué decir de los Miami Heat. Se acabó el eterno favoritismo de los Beach Boys ahora que LeBron James ya no está y que Ray Allen deshoja la margarita -¿Se retirará? ¿Se irá a Chicago? ¿Se lo llevará LeBron a los Cavs?-. Les queda Dwayne Wade -lo que quede de Flash, más bien-, como Chris Bosh, Udonis Haslem o Mario Chalmers. Traspasado de Cleveland, Luol Deng querrá una oportunidad de reivindicarse aunque no aguante la comparativa con The Choosen One, mientras que los Norris Cole o el boricua Shabazz Napier -campeón y MVP de la última final de la NCAA- le darán vitalidad y savia nueva a los entrenados por Erik Spoelstra, el cual querrá reivindicarse como algo más que «el que entrenó a LeBron James en Miami».

¿Qué se cuentan los Spurs?

San Antonio, a la chita callando, ha mantenido a su bloque. Ello significa entre otras cosas que Tim Duncan, Tony Parker y Manu Ginóbili suman un año más, pero como el buen vino, parecen mejorar con el paso del tiempo. Con todo, los cambios de la franquicia texana llegaban en el banquillo, ya que Ettore Messina ejercerá de segundo de Greg Popovich, mientras que la exjugadora Becky Hammon también será asistente de Pops, la primera que llega a la NBA. Con Kahwi Leonard como nueva punta de lanza, Belinelli y Green adquirirán mayores galones, igual que Patty Mills, Splitter o Boris Diaw. Y por si fuera poco, el «trío mágico» espera prolongar su «amontillamiento» un año más.

Mejor amontillarse que avinagrarse. Los Lakers se encomiendan a Kobe Bryant más que nunca, tras la marcha de Pau Gasol y la lesión de espalda que probablemente suponga el fin de la carrera de Steve Nash. Habrá que ver lo que ofrezca Jeremy Lin, después de salir de Houston. Los Pacers, por su parte, viven la desgracia de una reconstrucción forzosa tras la lesión de Paul George.

Spurs contra Mavericks abrirá la nueva temporada de la NBA

El duelo tejano entre los Spurs de San Antonio, actuales campeones de la NBA, y los Mavericks de Dallas será el partido con el que, jugado esta madrugada, ha servido para dar comienzo a la nueva temporada de la mejor liga del mundo.

Un partido centrado, a priori, en la «gerontocracia», ya que volvían a liderar sus respectivas franquicias Tim Duncan, a sus 38 años, y un Nowitzki que apura sus últimas campañas en la élite a sus 36 primaveras.

Los Spurs recibían en su campo del AT&T Center de San Antonio a los renovados Dallas Mavericks, que los acompañaron además en la ceremonia de entrega de los anillos de campeones de Liga que lograron el pasado junio cuando se impusieron por 4-1 a los Heat de Miami en una serie que dominaron de cabo a rabo. Los Spurs recibían por quinta vez en su historia los anillos de campeones, lo que los convierte en la cuarta dinastía de la NBA por detrás de los Celtics de Boston (17), Los Angeles Lakers (16) y los Bulls de Chicago (6).

En esta ceremonia inaugural, el comisionado de la NBA, Adam Silver, participaba en su primera entrega de los anillos después de acceder al cargo el pasado febrero tras la retirada de Davis Stern, que estuvo al frente de la organización durante 30 años.

La primera jornada de la temporada de la NBA también tuvo en su agenda otros dos partidos que disputaban los Pelicans de Nueva Orleans frente a los Magic de Orlando y Los Angeles Lakers ante los Rockets de Houston, un duelo en el que Dwight Howard y Jeremy Lin se enfrentaban a sus antiguos equipos, franquicias de las cuales salieron por la puerta de atrás. Asimismo, se vivirá el cara a cara entre dos de los mejores anotadores de la competición como Kobe Bryant y James Harden. GARA