24 años y seis meses. Es el tiempo que, como delegado, directivo y gerente, ha permanecido Ángel Vizcay en Osasuna. Desde ayer es un aficionado de a pie, después de que «más por iniciativa de la gestora» que propia, abandone el club en el que ha trabajado nada menos que con seis presidentes desde que ingresara el 4 de mayo de 1990 de la mano de Fermín Ezcurra.

Luis Íbero, que junto a Jesús Dronda acompañó a Vizcay en su despedida, confirmó que «necesitábamos otras formas de trabajar en la parcela económica, otras personas para un nuevo proyecto», aunque reconoció la labor del ya exgerente de Osasuna. Este asumió que, pese a que la idea había partido de la Junta gestora, no le ha costado demasiado adoptarla. Quizá porque han sido «muchos años trabajando» y el «cansancio» empieza a hacer mella. «Además -añadió-, los últimos años han sido complicados». En muchísimos aspectos, y no hay más que ver la crítica situación en que se encuentra Osasuna. En este sentido, Vizcay aseguró que se marcha «con la conciencia absolutamente tranquila», tras haber adoptado descisiones «a veces más acertadas y a veces menos acertadas pero tomadas siempre pensando en beneficio del club». Algo que extendió a las juntas directivas con las que ha trabajado, sobre las que se muestra convencido de que nunca «han antepuesto sus intereses personales» a los de Osasuna. También en este caso admitió, que pese a la buena fe, «todas las directivas han tenido luces y sombras» y aseguró que, pese a haber mantenido «discrepancias con todas las juntas directivas que ha habido», su actuación siempre ha estado supeditada a lo que éstas han decidido. «Me he debido a las juntas directivas y he intentado hacer lo que me ordenaban», aseguró, obviando que también participó de ellas en alguna ocasión, no en vano tuvo asiento en las directivas de Patxi Izco y Miguel Archanco.

El exgerente rojillo, por otro lado, situó una de las principales claves de la crítica situación económica que atraviesa el club en la «presión» de la Hacienda foral desde hace dos años, al «compromiso de la directiva de ponerse al corriente en los pagos y a la falta de financiación. Cuando la CAN pasó a ser la Caixa se notó en la tesorería del club», explicó. De todos modos, y pese a reconocer que la situación de la entidad rojilla es muy delicada, recordó que «ha habido otros muy malos momentos», probablemente «más que los dulces», de los que Osasuna ha salido adelante. Confía en que ahora también sera así. «Soy optimista», aseguró.

Vizcay, a cuya despedida acudieron Jan Urban, Miguel Flaño o Txuma Peralta entre otros, leyó además un comunicado en el que volvió a asegurar que «he tomado decisiones equivocadas y otras acertadas pero siempre en beneficio del club», deseó «mucha suerte a la actual Junta Gestora y a las Juntas directivas que vengan en el futuro» y agradeció la aportación de empleados, deportistas, directivos, técnicos, aficionados..., que «han hecho que el Club Atlético Osasuna fuera algo de lo que siempre nos sintiésemos orgullosos. Han hecho que el Club fuese siempre una gran familia».