Joseba VIVANCO
ATHLETIC Champions League

Del sueño a la pesadilla

Los rojiblancos dijeron adiós a los octavos de final en un mal partido en el que siempre se vieron superados.

ATHLETIC 0

FC PORTO 2

El sueño de la Champions League tiene fecha de caducidad para el Athletic. Había que ganar y se perdió. Y además con justicia. Porque el Porto siempre fue mejor, gozó de incontables ocasiones y marcó dos goles, que pudieron ser más. El segundo, un garrafal error de Iraizoz, hasta entonces uno de los más seguros junto a su zaga de centrales ayer, refleja lo que ha sido el paso de los rojiblancos por la máxima competición continental de equipos. Un sueño convertido en pesadilla, de la que ni ellos ni su afición ha podido disfrutar. Ernesto Valverde sostuvo en la previa que no firmaba el tercer puesto que da acceso a la Europa League. Hoy, lo firma cualquiera.

Había muchas esperanzas en este partido, las dos victorias, la mejora de las sensaciones, esa dosis de confianza, pero la imagen una vez más dejó patente que del pozo no se sale de la noche a la mañana. Triste semblante ofrecido ayer por el Athletic, que nunca dio imagen de poder con su rival, más allá de que se cuestionen los peones que el técnico decidió poner en liza. Un cabezazo de Guillermo con la coronilla al poste de los lusos, ya con el 0-2, fue todo el peligro creado por los locales, que para nada estuvieron a la altura de lo que el partido y una competición así demanda. Ni un remate más entre los tres palos y casi ni fuera de ellos. «Mi equipo ha tenido personalidad», resumió la actuación de los suyos Julen Lopetegi al final. Sobran los comentarios.

Ernesto Valverde anunció en la víspera algún cambio, más allá del obligado de Guillermo por Aduriz, pero nadie suponía que la revolución del día ante el Granada se iba a quedar pequeña. Etxeita, el mejor ante el Sevilla, fuera, Gurpegi hacía pareja con Laporte, en tanto daba entrada en el once a San José, Ibai y Beñat, inéditos últimamente, sobre todo los dos primeros, dejando en el banco a Iturraspe, Muniain o Iraola. Mimbres que, se vio muy pronto, no estaban para tutear a un Porto que no se fue con ventaja al descanso porque Iraizoz decidió visitar por la mañana a las Clarisas no para que dejara de diluviar sobre la capital bilbaina, sino para que tejieran un manto de imbatilidad sobre su meta.

Juego frío como la noche, como el del Athletic, que apenas merodeó al inicio un par de veces el área portuguesa para a partir de ahí dejar la iniciativa del juego a los lusos, que sin avasallar, sí que tuvieron inmejorables ocasiones para irse al vestuario de uno, de dos o hasta de tres goles. Por fortuna no era el día del cafetero Jackson Martínez, que no acertó al minuto once en un remate que ya se veía dentro, ni en un cabezazo cruzado a saque de un córner en el 24 y ni tan siquiera en el penalti que desperdició en el 41.

El Athletic, pertrechado atrás, tratando de salir a la contra y aprovechar la rapidez arriba de Guillermo, siempre vio desde la distancia al guardameta Fabiano, un espectador más como los en torno a 1.500 desplazados desde Oporto. La pareja San José-Rico bastante tenía con bregar en la medular, Ibai era como un semáforo en ambar, intermitente, Beñat corría más que jugaba, Susaeta peleón pero muy fallón... No había manera ni de asustar al rival. Todo lo contrario del Porto cada vez que pillaba a los leones salidos de la guarida. Entonces, su rapidez los descolocaba, como en la jugada del penalti, señalada por el árbitro de fondo, ese que nunca abre la boca, pues la abrió ayer en San Mamés. Se dejó caer Danilo, pero hubo justicia, o mejor, la sonora pitada de San Mamés, que envió ese balonazo de Jackson Martínez al travesaño. Ahí gastó toda su suerte el Athletic.

Tras un primer tiempo que no tuvo nada que envidiar a un, pongamos, Ludogorets-Malmoe, Valverde pensó que a lo mejor sonaba la flauta y apostó por dar entrada a Muniain e Iraola, y colocar a De Marcos de media punta. Salió brioso el Athletic, pareció albergar esperanzas de algo mejor, pero las dilapidó Brahimi, en una jugada mágica casi sobre la línea de fondo para que Jackson Martínez, ahora sí rematara a la red. Mazazo del que no se recuperó el Athletic, que se fue diluyendo hasta irse por el fregadero tras regalar el segundo y agonizar de ahí al final. Impotente, incapaz, superado por las circunstancias, el clásico sirimiri despidió a los contendientes, mientras la afición, la poca que aun quedaba en la grada, agradeció el esfuerzo de los suyos con aplausos. Beti zurekin. No queda otra. El sueño convertido en pesadilla. «La otra tarde vi llover, vi gente correr y no estabas tú», resumió alguien una vez un partido. Como el Athletic ayer. No estuvo.

Golea el Shakhtar. En el otro partido del grupo el ucraniano Shakhtar volvió a golear al BATE, esta vez por 5-0, y se clasifica junto al Porto