Aitor AGIRREZABAL
9N, nuevo hito en el proceso soberanista catalán

Catalunya no es Escocia, ¿y qué?

El unionismo lo ha defendido sin descanso. «El caso catalán no tiene nada que ver con Escocia». Y no les falta razón. Las realidades, de hecho, son distintas. Mientras que el Gobierno español ha tratado, por todos los medios, de evitar que la sociedad catalana exprese cómo desea construir el futuro de su país y la relación que desea tener con el Estado, el referéndum escocés se celebró con absoluta normalidad democrática. Y, pese a todo lo que pueda ocurrir en el futuro, decidieron optar por la unión.

No solo Escocia, sino también Inglaterra, entendieron a la perfección que el futuro del país caledonio, es asunto de los escoceses. «Deben votar todos los españoles» es un argumento utilizado a menudo por el unionismo estatal, que, sin embargo, defiende que votar es antidemocrático. Ian Duncan, en declaraciones realizadas a GARA, aseguraba que el derecho a decidir no se podía debatir. «Antes que unionista y conservador, soy demócrata». Cuestión de prioridades. Votó «No» hace poco más de 50 días, y ahora lidera el grupo de observadores internacionales.

Escocia no es Catalunya y el Gobierno de Madrid no es el Ejecutivo de Londres. El «premier» británico, David Cameron, al aceptar el referéndum, aseguró que era impensable negar el derecho a decidir que el pueblo escocés había demandado. ¿Rajoy? «Consultar es antidemocrático». La diferencia se puede concretar en el momento del debate. Mientras que en el Reino Unido la discusión se encuentra en cómo se deben relacionar las diferentes naciones, el Reino español niega, incluso, la existencia de debate sobre el derecho a decidir. Igualmente, a un escocés nunca se le ha negado su ser escocés.

Fue la sociedad escocesa, con una participación del 84% de la población con derecho a voto la que decidió mantener la unión. Sin embargo, cuando no se han cumplido dos meses de esta decisión, parece que las tornas están cambiando y que Escocia ahora votaría «Yes». Volviendo al resultado del 18 de setiembre, la sociedad escocesa aceptó las promesas de una devolución de poderes. Con todos los matices de lo que pueda obtener finalmente el parlamento de Holyrood, ¿qué es lo que oferta el Estado español?

Millones de escoceses escogieron su futuro el 18 de setiembre y ayer, millones de catalanes desobedecieron al Tribunal Constitucional para comenzar a construir el suyo. Un referéndum legal fue un ejercicio democrático para Escocia, la mayor participación política en la historia del país. Sin embargo, la ilegalización del referéndum, primero, y de la consulta, después, forzó a la sociedad catalana a decidir entre lo legal y lo legítimo. No dejaron lugar a dudas.

Los caminos de Catalunya y el Estado español, al igual que los de Londres y Edimburgo, divergen. Y eso es mucho converger. Nadie duda de que tanto las realidades como la sociedad son muy distintas. Sin embargo, actos como el referéndum escocés o el ejercicio de desobediencia masiva realizada ayer por el pueblo catalán son los que hacen independiente a un pueblo. Pues eso, que Catalunya no es Escocia. ¿Y qué?