Ariane KAMIO DONOSTIA

El mal y la locura cierran el ciclo de la trilogía baztanesa de Dolores Redondo

Con «Eskaintza ekaitzari», Dolores Redondo redondea la trílogía que ha fraguado en los últimos meses con el Baztan como escenario principal. En esta última novela, editada ahora en euskara por Erein, camina sobre los mismos pasos de los dos trabajos anteriores. La detective Amaia Salazar se encontrará con un nuevo caso; en esta ocasión, investigará la muerte de una niña en extrañas circunstancias. La mitología también regresa a la escena a través del personaje de Inguma.

La trilogía iniciada con «El guardián invisible» y seguida por «Legado en los huesos» toca a su fin con «Ofrenda a la tormenta», presentada en castellano la semana pasada y traducida ahora al euskara por la editorial Erein. Dolores Redondo (Donostia, 1969) cierra así el ciclo del triángulo formado por la detective Amaia Salazar, el matriarcado y la mitología vasca.

El final llega con una novela «rápida y trepidante», según relataba ayer en Donostia la propia autora. Redondo se ha decantado esta vez por guiar la trama a través de un crimen terrible: la muerte de un bebé de dos meses. Un argumento con el que el destino o la casualidad hizo que topara frente a frente con la escritora.

Según señaló, había comenzado ya a escribir las primeras líneas de su último libro cuando se topó en la prensa con una noticia que se remontaba treinta años atrás.

Aquel artículo recogía los datos de la investigación de la muerte de Ainara, un bebé de 14 meses, en un caserío de Lesaka. No ocurrió en el valle del Baztán, pero sí en un enclave muy cercano; en Bortziriak. Y era justo lo que quería escribir.

La niña falleció en medio de un ritual satánico organizado por una secta y, según confesó tres décadas después uno de los implicados, fue su propio padre quien entregó a la niña para que fuera sacrificada. «Hay malvados que cometen actos horribles porque son malos sin más y son capaces de pasar por encima de cualquier cosa para conseguir sus fines», explicó. Han pasado treinta años de aquel suceso y los miembros de aquella secta están ahora esparcidos por toda la geografía del Estado español, incluso confesó la autora que algunos de ellos ocupan «puestos importantes».

Para documentarse sobre lo sucedido, Redondo permaneció en contacto con el policía que investigó el caso, que sigue abierto y bajo secreto de sumario, y quien le reveló que «en poco tiempo puede haber nuevas noticias».

Inguma

La trilogía de Dolores Redondo mantiene un intenso nexo de unión con la mitología vasca. En sus dos obras anteriores, Basajaun o Tarttalo son algunos de los personajes mitológicos que han ocupado las páginas de sus novelas. En esta ocasión, la escritora donostiarra mantiene intacto ese cordón umbilical y lo hace a través de Inguma, un demonio que se sienta encima de las personas mientras duermen para acabar con sus vidas. Esta leyenda constituye una explicación del imaginario popular a las muertes infantiles que provocó la tos ferina en Baztan.

«He ahondado en el episodio más terrorífico para cualquier padre; la muerte en cuna», dijo, en referencia al síndrome de muerte súbita del lactante. «Los baztaneses culpabilizaban a Inguma de la muerte de sus hijos. Este personaje -explicó- se sentaba encima del pecho de las personas que permanecían dormidas y estas despertaban totalmente inmóviles pero conscientes de que se estaban ahogando».

En «Eskaintza ekaitzari», Redondo recoge asimismo una oración que se rezaba en Baztan, con la que pedían a este personaje que contara los granos de arena de las playas y las estrellas del cielo antes de ir a sus casas, para evitar así que pudiera aparecer durante las horas de sueño nocturnas.

Ante las creencias y la fe, la autora solicitó «respeto» ya que, «hay quien cree en la mitología y hay quien piensa que es ficción, pero en este caso estamos hablando de creencias de gente que ha vivido aquí durante siglos».

En su libro «más emocional», sigue también dando cabida a las investigaciones de la detective Amaia Salazar, un personaje sobre el que se ve la evolución que ha tenido en los últimos relatos. «No es una detective habitual, segura de todo lo que hace. Al revés, es una persona que ha aprendido a guiarse por sus instintos y vencer así sus inseguridades», relató.

A pesar de que esta novela cierra el ciclo de la trilogía, redondo no descarta volver sobre el personaje de Amaia y, sobre todo, al Baztan, porque es «un auténtico caramelo».

Un dulce que a partir del próximo año saltará a la gran pantalla con el arranque del rodaje de la versión cinematográfica de la primera entrega de la trilogía, que correrá a cargo de la productora Atresmedia en colaboración con Nadcon.