Mikel INSAUSTI DONOSTIA

La superproducción bíblica de Ridley Scott «Exodus: Dioses y reyes»

El cine bíblico también se incorpora a la era de los efectos digitales, aunque todavía esta por ver si tendrá una nueva continuidad como género, tras la no muy entusiasta recepción que tuvo «Noé», de Darren Aronofsky. Es ahora Ridley Scott quien lo intenta, al frente de una superproducción de 140 millones de dólares, rodada al viejo estilo del Hollywood de los años 50 y 60 en el desierto almeriense, y utilizando como en aquellos tiempos nada menos que cuatro mil extras.

Con el paso del tiempo Ridley Scott se ha convertido en un director de gran estudio, heredando en oficio de los antiguos artesanos de Hollywood. Lo suyo son ahora las grandes producciones millonarias, tras las que se refugia haciendo películas de género épicas. Las nuevas técnicas de efectos digitales le permiten viajar constantemente en el tiempo, yendo de la antiguedad al futuro, de las epopeyas de época a la ciencia-ficción.

No se permite un alto en el camino, seguramente para no tener que reflexionar sobre la perdida progresiva de autoría con respecto a sus mucho más personales comienzos. Ha enlazado un rodaje tan colosalista como el de «Exodus: Dioses y reyes» con la complejidad tecnológica de «The Martian», película de ciencia-ficción protagonizada por Matt Damon.

Las siete plagas

Al igual que sucedió en el 2005 con «El reino de los cielos», que fue un poco como una revisitación de «El Cid», Ridley Scott ha querido recuperar con «Exodus: Dioses y reyes» el espíritu del Hollywood de los años 50 y 60 y sus rodajes en el Estado español para abaratar costes. Por eso ha buscado localizaciones en el desierto almeriense, en la sierra de Alhamilla o en Fuerteventura. Y por más que haya recurrido al CGI para recrear por ordenador las siete plagas de Egipto, ha utilizado un total de cuatro mil extras en las escenas de masas.

No es de extrañar que el presupuesto se haya ido finalmente a los 140 millones de dólares, algo comprensibe tratándose de un proyecto inicialmente concebido por Spielberg. Su salida del mismo puede que se debiera a la falta de convencimiento sobre las posibilidades actuales del género bíblico, dada la fría acogida dispensada a «Noé», de Darren Aronofsky.

Visto lo visto, parece lógico que Ridley Scott no haya querido hacer demasiadas probaturas, apelando a la tradición de clásicos como «Los diez mandamientos», de Cecil B. De Mille, con todo su monumentalismo nostálgico. La diferencia reside en que Moisés ya no es el protagonista absoluto, aunque su historia siga siendo la misma. Se le empareja con Ramsés, ya que la intención del cineasta inglés ha sido establecer paralelismos históricos con la actual guerra de religiones, perpetuada por el conflicto árabe-isrraelí. Esa lucha entre el judío errante y el príncipe egipcio se traduce en un duelo interpretativo entre Christian Bale y Joel Edgerton. Falta comprobar si la maniobra actualizadora le funciona al veterano Ridley Scott, que tiene ya 76 años.