Arnaitz GORRITI
bilbao basket

Ante demasiados enemigos para poder ganar en Badalona

Un mal segundo cuarto de los hombres de negro mediatizó el partido. La Penya castigó con rebotes y tiros libres a un Bilbao Basket que sufrió un mal arbitraje.

JOVENTUT 85

BILBAO BASKET 79

El título de «Demasiados Enemigos» fue el cabecero que llevó el último disco de «Eskorbuto», banda maldita donde las hubiera en la escena musical de la Euskal Herria de los 80. Sin un final tan trágico, Bilbao Basket salió del Palau Olímpic con aspecto de conjunto maldito, capaz de luchar contra todo pero con aura de derrota inevitable a partir del segundo parcial. El 31-18 del segundo cuarto resultó ser una losa ilevantable para los hombres de negro.

No fueron los temidos triples los que trajeron la derrota en Badalona, sino la sucesión de detalles como las segundas oportunidades por culpa de no cerrar el rebote defensivo -si los de Sito Alonso cazaron 12, los verdinegros se hicieron con 15-, como fueron segundos esfuerzos y tiros libres. La Penya lanzó 15 tiros libres más, enjugando así su peor porcentual en el tiro de campo. En números: 7 de 25 para los dos en triples; 25 de 45 en tiros de dos para Bilbao Basket -por 21 de 47- y 8 de 13 en tiros libres -por 22 de 28-.

En ese montón de cifras bailarinas, las técnicas sobre Marko Todorovic, Mumbrú -más que silbado por la grada y muy alterado en los instantes finales, para acabar eliminado por faltas- y el propio Sito Alonso, más las acciones que terminaron en «dos más uno» -Sergi Vidal dio un clínic al respecto-, pesaron lo suyo. El Joventut siempre tuvo un colchón de puntos a su favor, a raíz del citado 31-18 del segundo cuarto. Además, cuando el ataque bilbaino pisaba la zona, la Penya puso todas las trabas que pudo, mientras que los segundos esfuerzos locales hallaron mayor comodidad.

Ello propició, por otro lado, que los hombres de negro perdieran un total de 16 balones -por ejemplo, Colom emborronó un gran partido con 6 pérdidas- por 10 de su adversario. Y por si fuera poco, el trío arbitral también contribuyó en parte a echar una mano al Joventut, mostrando un doble rasero a la hora de castigar el uso de las manos debajo de la canasta. Bilbao Basket jamás tiró la toalla, pero tenía demasiados enemigos a los que superar.

Kirksay da la puntilla

Una sucesión de técnicas parecía finiquitar el duelo para la Penya a pocos minutos del final, ya que la diferencia del luminoso se estiraba a un máximo de 15 puntos: 80-65.

De perdidos al río, Raül López y Mumbrú gastaron los restos de pólvora de sus manos y metieron el miedo en el cuerpo a un Palau Olímpic que los vio crecer. Ya dentro de la recta final, Mumbrú establecía el 80-76 con un gran triple.

Tras el tiempo muerto de rigor de Salva Maldonado, el ataque del Joventut sufrió lo indecible. El joven Albert Ventura estuvo cerca de perder el balón y a pocos segundos del final de posesión, Kirksay decidió jugársela con una «bombita» en penetración, a falta de que cualquier otro sistema saliera. El problema es que su tiro entró, y pocos ataques después, el franco-neoyorquino agarró el rebote y le sacó la quinta falta a Mumbrú. Con un tiro libre más, el alero rubricaba el triunfo de los suyos; es decir, la derrota de un Bilbao Basket que perdía el cuarto lugar y que tiene pendiente amarrar su plaza copera.

Números clave

Por un lado, 22 de 28 para la Penya desde la línea de tiros libres. Mientras, Bilbao Basket firmaba un 8 de 13 desde la «distancia de la caridad». Los hombres de negro anotaron más canastas en juego -32 a 28-, pero la línea de los 4,60 metros fue clave para el resultado final.

Sito Alonso achaca la derrota a los errores de la primera mitad

La primera mitad tuvo la esencia de la derrota, según Sito Alonso. «Al inicio perdimos nuestro ritmo a causa de varias pérdidas, y luego no hemos sido lo bastante duros a nivel mental para soportar su acierto», resumía.

Reprochó a su vez su mala defensa «por estar demasiado cerca de ellos, por lo que sacaban fácilmente faltas», aunque no quiso relacionar el arbitraje y la disparidad de tiros libres.

«Si lo pensara, diría que los árbitros han tenido la culpa de nuestra derrota, y no; tenemos que conseguir ir más veces a la línea de tiros libres y no dar tantos tiros libres al equipo rival», aclaró.

Por otro lado, se mostró contento «por conseguir no solo no perder por diferencia, sino por llegar a tener opción de victoria». A. G.