Pablo CABEZA BILBO
Elkarrizketa
Gorka URBIZU
Berri Txarrakeko ahotsa eta kitarra

«Lo importante son las canciones, lo demás es pura periferia»

El próximo miércoles 7, Berri Txarrak se adelanta en concierto a las cuatro fechas de Donostia con aforo completado desde hace semanas. Se trata de una nueva sesión de «Naiz kontzertuak», por donde ya han pasado We Are Standard, Talco, Vendetta, Willis Drummond, Los Zopilotes Txirriaos, y Anne Etchegoyen. Desde www.naiz.eus se puede escuchar un tema de adelanto.

En Donostia las cuatro fechas (del 9 al 12 de este mes) de Berri Txarrak cuentan ya con el «entradas agotadas» desde hace tiempo. Quienes se hayan quedado sin su deseo, quienes vean lejos aún las fechas de Atarrabia (31 de enero), Biarritz (13 de marzo), Gasteiz (18 de abril) y Bilbo (9 de mayo), pueden utilizar el comodín que ofrece www.naiz.eus, ya que el miércoles 7, a partir de las 22.00, se podrá ver y escuchar a Berri Txarrak durante media hora. Las sesiones de NAIZ se realizan en el entorno de un estudio de grabación, con sonido impecable e imágenes dinámicas y próximas. Todo realizado con la mayor profesionalidad. Desde la web se pueden recuperar los conciertos ya realizados y clicando en el banner actual de Berri Txarrak acceder al adelanto de lo que se verá el 7 de enero con «Orain norbait zara», que ya avanza la intensidad del resto.

Berri Txarrak editaba en su propio sello -Only in Dreams- en el mes noviembre «Denbora da poligrafo bakarra», el triple cedé y triple vinilo (en este soporte disponible a finales de mes) que lleva ya vendidas más de 10.000 copias en poco más de treinta días y que celebra los veinte años de vida del grupo.

Gorka Urbizu, Galder Izagirre y David González ofrecerán en Naiz.eus un resumen de los tres ambientes que el trío ha creado para celebrar su aniversario, un acelerado devenir temporal que no cabía imaginar en sus inicios, ya que la progresión de la banda ha resultado no imposible, pero sí una sorpresa que tras la constatación de lo ofrecido es tangible realidad.

No obstante, difícil imaginar lo que podía dar de sí un juvenil Gorka Urbizu que en sus primeros años ni siquiera tocaba la guitarra, sino el acordeón. Tanto es así, que piropearle hoy en día carece de mérito, ya que los hechos evidencian de forma hialina el talento oculto entre pelos agitados y barba rebujada.

Tampoco entraba en las proyecciones posibles que una banda de inicio humilde pudiera codearse con productores internacionales de primer nivel y que estos les dijeran sí en un trabajo común de tú a tú. Así que difícilmente se puede negar que, paso a paso, BTX ha ido deslumbrando más allá de lo predecible. Severo progreso que concluye por ahora con «Denbora da poligrafo bakarra», el triple cedé con sus veinte apreciables canciones transversales y que supone una conmoción creativa al alterar previsiones con su extrema audacia y talento.

Cantando en euskara asaltan el mundo; hablan de tú a tú con la élite de la producción internacional; entran en las apócrifas listas de ventas españolas; actúan en Radio 3, rompiendo el coto de los más indies y pijotones, y son portada de revistas como Rockzone, Mondosonoro y números uno en lo mejor del año en variadas publicaciones digitales o en papel.

En «Denbora da poligrafo bakarra» hasta la portada es una maravilla donde la lava lo agita todo para que nazca oscuro/stoner, pop/rock y punk/jarkore. Tres vías por las que BTX puede desarrollarse sin temores.

De hecho, deja perplejidad que sean capaces de moverse por estilos tan diferentes con tanta solvencia. En un principio nos sorprendió la apuesta pop/rock por el cambio de chip tan radical, pero hoy en día no hay cedé preferido. La escucha pausada cuenta que no es posible la elección, que el trío deslumbra en todos los terrenos, incluido el letrístico, con su clase narrativa y temas tratados.

Son grandes, son nuestros y están aquí.

Se conoce que la banda es de Lekunberri, ¿pero nació usted en la localidad?

Mis abuelos maternos (David y Jesusa) emigraron a Lekunberri en busca de trabajo desde Artazu (un pequeño pueblo cerca de Gares), cuando mi ama (Luisa) tenía 13 años. Mi padre (Luis) es de Zegama (Goierri), se conocieron, se casaron y se establecieron aquí, que es donde he vivido desde que nací en el 77.

Ha viajado por medio mundo, ¿no se le queda pequeño Lekunberri con todo lo visto?

He tenido el privilegio de tocar por todo el planeta, eso obviamente me ha ayudado a no ahogarme aquí, pero también a valorar la suerte de haber nacido en este pedazo de tierra. En Lekunberri se vive muy bien, qué te voy a decir yo; musicalmente será el antirock, habrá lugares más bonitos, pero este es el mío y lo quiero y (a veces) lo odio como tal.

¿Le agobia la gente del pueblo por el hecho de llegar hasta donde ha/han llegado y la repercusión mediática que tiene?

Todo lo contrario. Me encuentro muy cómodo en ese equilibrio de viajar por medio mundo y volver a mi txoko, donde me aíslo de todo el ajetreo de las giras. Siempre he pensado que haber crecido en un sitio donde no había escena nos ha forzado a hacer las cosas a nuestra manera, a aprender por nuestra cuenta sin referencias directas, eso ha hecho de BTX un grupo un tanto sui generis.

Sus escuderos han sido bajo y batería (hubo una etapa con una segunda guitarra), que han ido dejando el puesto por el camino. ¿Tanta fe tenía para no desfallecer?

Como reza nuestra canción «Sugea suge», diría que tengo la determinación del más valiente de los cobardes, a eso me apego. Con «Jaio.Musika.Hil» hicimos la apuesta de dejarlo todo por la banda y aquí seguimos, trabajando a destajo y, que nadie lo dude, disfrutando de todo lo que está pasando. Tuve muchas dudas de seguir en su momento, pero al mismo tiempo tenía claro que BTX no había dicho la última palabra aún.

Sus primeros pasos musicales fueron en Nahi ta Nahiez, casi era un crío.

Nahi Ta Nahiez lo formamos Aitor y yo siendo unos críos. Yo tenía entonces 14 años y desde entonces no me he bajado del escenario. No teníamos absolutamente nada, más allá de unas ganas terribles de tocar. Veníamos de una formación académica de solfeo, escolanía... lo que, dicho sea de paso, me ha servido un montón. Era un grupo algo bizarro, para empezar por la diferencia de edad de los miembros, pero fue donde compuse mis primeras canciones y tocamos una barbaridad. Ya entonces veía claro que prefería estar tocando donde fuera que haciendo lo que hacía la gente de mi edad los fines de semana.

¿Qué referencias tenia alrededor de esa época?

Mis referentes eran más duros y siempre con un componente de agresividad: Sepultura, Pantera, Metallica, Megadeth... y Su Ta Gar, claro está. También otros referentes del rock euskaldun de entonces como Negu Gorriak. Al mismo tiempo escuchaba mucha radiofórmula: lo peor de Michael Jackson... Hasta que llegaron Nirvana y después Weezer y Rage Against The Machine, mis máximas referencias noventeras. Llegó un momento tras la maqueta y el primer disco en que mejorar requería depurar mucho la técnica y yo no quería perder el tiempo: ahí es donde entró el punk, el hardcore, el rock alternativo, el pop, el (buen) emo noventero... y algo de los clásicos: Black Sabbath, Beatles...

¿Conocer a Nirvana supuso un mundo nuevo? ¿Sintió algo especial al tocar en Seattle el pasado año?

Nirvana tiene bastante culpa de cómo escribo música, incluso del mero hecho de que Berri Txarrak exista. Tuvimos la suerte de tocar en Seattle el pasado abril y confieso que estaba muy emocionado. Puedo llegar a ser muy groupie con la gente que me ha cambiado la vida con sus canciones, no lo puedo remediar.

Eres de los primeros músicos vascos que le ha dado importancia vital a los productores internacionales como ejes de aprendizaje y reto personal.

Esta etapa con productores está siendo un aprendizaje a todos los niveles, ya no solo en sonido -que también--, sino en haber podido trabajar con gente que incluso ha cambiado el curso de la historia del rock con sus producciones. Es un sueño hecho realidad, además de constatar algo que ya sospechaba: que lo importante son las canciones y lo demás es pura periferia, y que mientras se tenga claro eso, hay mil formas de sonar, mil modos de afrontar una grabación.

Cinco hitos y un extra en la vida de Berri Txarrak.

1.-«Eguzkiaren semea» (1994): Si no me equivoco, la primera canción que compuse para BTX. 2.-«Ikasten' (1999). Un disco que marcó un cambio de rumbo, asentó los pilares de lo que luego vendría y una letra que resume en parte la filosofía de BTX: nunca pierdas las ganas de aprender, esto es una búsqueda continua. 3.-«Oihu» (2001). Nuestro himno de guerra, por decir algo. El rock ha de ser oposición, siempre. 4.-«Denak ez du balio» (2003). Muchas revistas estatales nos conocieron gracias al disco «Libre» (hubo quien lo puso en el top de lo mejor del año). Ahí empezamos a salir de Euskal Herria (lo que también trajo la censura, no todo es color de rosa), algo se estaba cociendo y en concreto este tema -donde colabora Tim McIlrath de Rise Against-, representa muy bien esa época de ebullición. 5.-«Oreka» (2005). Uno de mis temas preferidos, estandarte de un disco en el que demostramos nuestra devoción por la música desde el mismo título, quizá el trabajo más especial de BTX por todo lo que supuso: reconversión a trío, primera gira mundial... y 6.-«Poligrafo bakarra» (2014). 20 aniversario, David, Galder, y un servidor ilusionados con 20 nuevas canciones en las que creemos a muerte.

¿Qué repertorio se ha elegido para el concierto de las sesiones de NAIZ?

Será una muestra de lo que es «Denbora da poligrafo bakarra», un triple disco con tres distintas visiones del rock y cantidad de matices. Hemos metido canciones de los tres EP para que de alguna forma todo el espectro de estilos se vea reflejado, aunque no deja de ser un showcase breve y es imposible recoger todo lo que guarda una obra tan poliédrica.

¡Y han superado las 10.000 copias vendidas en poco más de un mes de estar el disco a la venta!

Lo que llamo «La comunidad Berri», nos demuestra que confían ciegamente en nosotros. Ese es el hilo invisible al que hacía referencia «Haria»: saber que hay alguien al otro lado lo vuelve todo mucho más excitante. Gratitud eterna hacia esa gente que vibra con nuestros temas tanto como nosotros.