Desgraciadamente, todo hacía presagiar que asistiríamos a una matanza como la perpetrada ayer contra la revista satírica «Charlie Hebdo». Desconocíamos el cómo, el cuándo y el dónde, pero los ataques perpetrados en los últimos meses por lobos solitarios en varios países occidentales habían generado una sicosis que funciona demasiadas veces de modo profético.

Al punto de que el propio propio director del semanario satírico, Charb, anticipaba en cierto modo su salvaje muerte al dibujar en su última viñeta en el número de ayer la caricatura de un yihadista que advierte sobre la ausencia de atentados recientes en el Estado francés: «Tenemos hasta el final de enero para presentar nuestros deseos».

Los primeros datos apuntan a una planificación del atentado y a una «profesionalidad» de sus autores que sugiere que no estamos ante una iniciativa puntual individual como las que se han registrado en los últimos meses.

No obstante, es pronto para aventurar si se trata de una acción aislada, mortífera pero aislada, como la que perpetró en 2012 Mohamed Merah o nos encontramos ante el regreso al origen de yihadistas bregados en combate en Siria-Irak.

El hecho de que una superviviente del atentado asegurara haber oído a los dos atacantes que se reclamaban de Al Qaeda parece alejar la sombra de la autoría del Estado Islámico y de su califato en los dos países árabes, grupo que instó en setiembre a atacar «como sea» en Occidente, y «especialmente a los sucios franceses». No hay que olvidar, sin embargo, que, de entre el millar de franceses que se calcula se han enrolado en la guerra siria, los hay también que nutren las filas del Frente al-Nosra (filial precisamente de Al Qaeda) y de otros grupos rebeldes sirios. La Policía francesa calcula que 120 de ellos habrían regresado.

Por lo que toca al objetivo del atentado, todo apunta a que sus autores habrían hecho una macabra elección apuntando a todo un símbolo, atacado varias veces desde que en 2006 decidiera hacer públicas las famosas viñetas de Mahoma.

El tiempo dirá si estamos ante el cumplimiento tardío de una venganza contra este semanario o ante la puesta en escena de un ataque con el que sus autores buscan dar una primera respuesta a la participación francesa en los bombardeos contra el EI en Irak o contra las sucursales de Al Qaeda en el norte del continente africano.