Mikel INSAUSTI DONOSTIA

Cine bélico de gran impacto visual con «Corazones de acero»

Sin Brad Pitt al frente, David Ayer no podría haberse pasado al cine bélico, un género costoso y en horas bajas. Gracias al protagonista de «Malditos bastardos», esta película, que es mucho más fiel al género, ha conseguido de momento doblar en taquilla la inversión inicial.

La actual tecnología audiovisual permite contemplar lo que fue la II Guerra Mundial con un realismo estremecedor y, como experimentador nato que es, David Ayer se ha propuesto mostrar la crudeza del combate en todo su impacto visual. Para ello no ha dudado en renunciar a su estilo de cámara en mano, aplicado a sus películas policíacas, y especialmente a la muy documental «Sin tregua». A cambio ofrece panorámicas de corte más clásico para abarcar la disposición de las tropas en la batalla, teniendo en cuenta que los planos en el interior del tanque ya son de por sí completamente opresivos.

No hay nada más inhumano que cinco soldados metidos en esa lata rodante, escuchando el ruido ensordecedor de las detonaciones sobre el exterior del acorazado. Y ya se sabe lo bien que domina el que fuera guionista de «Día de entrenamiento» la convivencia cerrada entre uniformados, gracias a su experiencia sirviendo en un submarino.

Sherman vs. Tiger

Habrá quien piense que no queda mucho que contar sobre la II Guerra Mundial en el cine, pero no es así, debido a que siempre han quedado descolgados algunos temas tabú. Sobre los tanques no se ha hecho mucho, por ser un aspecto humillante para el ejército aliado. La superioridad de los Panzer Tiger alemanes sobre los Sherman estadounidenses era tan aplastante, que suele ser pasada por alto u olvidada.

Ayer ha cogido el asunto por el lado heróico, para así darle la vuelta. Había que tenerlos bien puestos para provocar a un Tiger desde un Sherman, y el equipo liderado por Brad Pitt se atreve a entrar en tan desigual batalla, de la que lógicamente no pueden salir bien parados. Y en ese punto «Fury» es una película coherente, que está vista desde los ojos del novato, del recién llegado sometido al aprendizaje de matar. Por su parte, los encallecidos veteranos recuperan cierta sensibilidad perdida, en la medida en que el recluta les recuerda que un día fueron civiles y vivieron en paz.