Un varón de 52 años perdió ayer la vida en el incendio de una vivienda en la que residía en el quinto piso del número 66 de la calle Gordoniz, en el barrio bilbaino de Errekalde. Bomberos y Ertzaintza investigan las causas del siniestro que tuvo lugar a las 2.40 de la madrugada.

El fallecido fue hallado por los servicios de emergencia tirado en el pasillo del piso. Para entonces, el resto de vecinos había abandonado el inmueble alarmados por el humo. Una vez que los bomberos concluyeron con su trabajo de extinción del fuego, en torno a las 5.00, pudieron retornar a sus hogares. En el suceso fueron atendidos por inhalación de humo un policía municipal y un ertzaina.

El de Bilbo no fue el único siniestro de la jornada, ya que dos personas resultaron heridas, una de ellas de gravedad, en un incendio ocurrido poco después de las 12.00 en una vivienda de la calle Rontegi de Barakaldo, que según las primeras investigaciones pudo haberse originado en una caldera. Los heridos fueron un hombre, que sufrió varias heridas en el rostro siendo trasladado al Hospital de Cruces, y una mujer que fue atendida en el mismo lugar del suceso. El resto de vecinos del inmueble, cuyas viviendas no sufrieron daños, regresaron cuando los bomberos finalizaron las tareas de extinción, refrigeración y revisión del inmueble.

La víctima mortal de Errekalde no es la primera que se produce en 2015 en el país. El 19 de enero falleció en el hospital un varón que resultó gravemente herido en un incendio que tuvo lugar en la madrugada del 8 de enero en una vivienda de Mutriku. El hombre se quedó dormido con un cigarrillo encendido en su habitación lo que originó el fuego.

Son dos casos dentro de los numerosos siniestros que se producen en invierno en muchos hogares vascos. Desde la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB), Ignacio García Urquizo aclara que, en virtud de los datos objetivos de los que disponen, en invierno no se produce un número más elevado que en otras épocas del año. En 2014, según apunta, hubo cuatro víctimas mortales en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, de las que dos fueron en época invernal. «La mitad, según las estadísticas anuales, se producen en esta época del año», añade.

«Si es cierto -precisa el secretario general de APTB- que en invierno hay más posibilidad de que se produzcan incendios, pero es debido a que se utilizan aparatos productores de calor, una de las principales causas de fuego en los hogares». Por ello, este bombero pide a los ciudadanos que extremen la precaución, al igual que hagan el uso debido de estos calefactores.

García Urquizo no pasa tampoco por alto la importancia del mantenimiento, pues no existe ningún control de la Administración sobre estufas y otros aparatos eléctricos. Por contra, sí lo hay, -«y bastante estricto», subraya- con las instalaciones de gas, que son controladas por Industria y las operadoras. «Si no pasas las revisiones periódicas, rápidamente te obligan a ello o si no te cortan el suministro», apostilla.

Este control «riguroso», manifiesta el secretario general de la APTB, evita muchos quebraderos de cabeza. Reconoce que son numerosas las salidas que efectúan los bomberos a raíz de avisos en los que se alerta sobre «olor a gas», aunque muy pocos resultan positivos. «Muchas veces es falso. Puede que sea el alcantarillado o disolventes, en pocas ocasiones las lecturas detectan la existencia de gas», comenta. En conversación con GARA, el bombero argumenta que «existe una paranoia ciudadana» sobre el tema, alarmados por los casos positivos que hay.

El monóxido de carbono (CO), bautizado como el «asesino silencioso», se produce por una mala combustión en los aparatos, junto con una mala ventilación, en chimeneas, estufas, cocinas o braseros. También por un mantenimiento defectuoso de las calderas, pero ahí está el control de la Administración, produciéndose un gas tóxico que se mezcla bien con el aire, y ni se ve ni se huele. Agustín GOIKOETXEA