GARA MOSCÚ
CRISIS EN UCRANIA

Hollande, Merkel y Putin trabajarán por un plan de paz conjunto

El repunte de la violencia en el este de Ucrania desde comienzos de año ha obligado a los líderes europeos a volver a sentarse en torno a una mesa para dar solución a un conflicto que tiene a la población civil como principal víctima. Tras una reunión varias horas, los presidentes ruso, Vladimir Putin, y francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, solo acordaron trabajar en la redacción de un plan de paz conjunto para Ucrania.

Vladimir Putin, François Hollande y Angela Merkel volvieron a comprometerse ayer a trabajar en un plan conjunto para buscar una salida pacíficamente el conflicto en el este de Ucrania.

El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, informó de que, después de más de cinco horas de «conversaciones constructivas», los tres mandatarios decidieron trabajar en un plan conjunto para implementar el acuerdo alcanzado el 5 de setiembre en Minsk, que incluye un alto el fuego y la retirada de armamento pesado.

«A partir de las propuestas hechas por el presidente francés y la canciller alemana, se realiza un trabajo conjunto para redactar un posible documento sobre la aplicación de los acuerdos de Minsk», dijo Peskov, quien explicó que este texto «incluiría propuestas del presidente de Ucrania, Petro Poroshenko», que el jueves se reunió con Hollande y Merkel para -según diversas fuentes- revisar los acuerdos de Minsk.

Esta revisión estaría basada en 12 puntos entre los que destacan la delimitación de las zonas de conflicto y de los frente ucraniano y prorruso en las repúblicas de Donetsk y Lugansk, de acuerdo con la agencia rusa Sputnik.

Las negociaciones entre Putin, Hollande y Merkel, sobre el plan de paz para Ucrania, se iniciaron anoche en Moscú. Hollande y Merkel se mostraron antes prudentes sobre las posibilidades de lograr «convencer» a Putin de aceptar su nuevo plan de paz definido «de urgencia» ante el incremento de los combates en el este de Ucrania.

La iniciativa franco-alemana, apoyada por EEUU, la Unión Europea y la OTAN, era una mediación que aparece como la última oportunidad tras diez meses de conflicto con saldo de 5.300 muertos y que ha provocado una crisis internacional que recuerda a la Guerra Fría.

Aunque no trascendieron detalles del plan, por diversas informaciones coincidentes parece que la propuesta, el último cartucho de la diplomacia europea, busca «congelar» el conflicto con el destacamento de tropas internacionales de pacificación y evitar que prospere la idea de Washington de enviar armas a Kiev.

En realidad, el plan de paz es más bien una «contrapropuesta», porque, según varias fuentes, días atrás Putin planteó unas ideas a Merkel y Hollande, que el miércoles las trasladaron a EEUU y Ucrania.

Hollande aseguró el jueves que esta «nueva propuesta de solución del conflicto» garantiza «la integridad territorial de Ucrania» y busca alcanzar «un acuerdo global» sobre el conflicto porque consideró «insuficiente» una tregua, pero también advirtió a Moscú de que tiene el tiempo contado y «la opción de la diplomacia no se puede prolongar de manera indefinida».

Antes de volar a Moscú, Merkel dejó claro que su intención no es otra que encontrar una solución ucraniana para detener el derramamiento de sangre y defender «la paz europea» y aseguró que «nunca» negociará «a espaldas» de Kiev sobre su integridad territorial.

El jueves, ambos expusieron al mandatario ucraniano, Petro Poroshenko, su plan, y tras horas de reunión, la Presidencia ucraniana consideró que la iniciativa al menos «permite esperar un alto el fuego». La situación de urgencia sobre el terreno ha forzado este enésimo plan.

El embajador de Rusia en París, Alexander Orlov, aseguró ayer en una entrevista con la radio Europe 1 que París y Berlín deben ser los «garantes» del respeto de un eventual alto el fuego. Y si el plan de paz es aceptado por todas las partes, deberá ser «garantizado por Europa, Estados Unidos y Rusia», sostuvo.

EEUU revisa todas las opciones

Mientras los presidentes ruso y francés y la canciller alemana conversaban en Moscú en torno a la propuesta franco-alemana, EEUU seguía sopesando la opción de armar al Ejército ucraniano, que sigue acumulando reveses en el Donbass.

El secretario de Estado, John Kerry, de visita en Kiev, aseguró que «la primera opción obviamente es resolver la cuestión a través de la diplomacia», pero matizó que su presidente, Barack Obama, «revisa todas las opciones, incluida la entrega de armas defensivas» al Gobierno de Ucrania para luchar contra los separatistas y tomará su decisión «próximamente».

Y las tropas ucranianas necesitan instrumentos de comunicación y también armamento como drones y misiles antitanque.

Pero una respuesta de EEUU en ese sentido podría agravar más las relaciones ruso-estadounidenses, que pasan por su peor crisis desde la Guerra Fría.

Los responsables diplomáticos de Rusia y EEUU, Serguei Lavrov y John Kerry, se reunirán hoy en la Conferencia de Seguridad de Munich, una cita considerada el «Davos de la Defensa», que finalizará el domingo y que se ha centrado en la crisis ucraniana.

Precisamente en ese marco, la ministra alemana de Defensa y estrecha colaboradora de Merkel, Ursula von der Leyen, advirtió de que entregar armas a Ucrania para luchar contra los prorrusos podría «echar gasolina al fuego», agudizando el conflicto y alejando la posibilidad de una solución, dejando clara la posición contraria de Berlín.

A su juicio, «ya hay demasiadas armas en la región» y el suministro de armamento a Kiev solo empeoraría la situación.

En el mismo escenario, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dejó esa decisión en manos de los estados miembros. Sin embargo, tras afirmar que «la situación es muy grave, crítica», aprovechó para volver a culpar por completo a Rusia de la crisis ucraniana y le exigió un «cambio de rumbo». A su juicio, ha sido Rusia la que se «ha aislado por sus propias acciones».

El general estadounidense Philip Breedlove, comandante supremo de la OTAN en Europa, argumentó que Occidente debería enviar armas a Kiev, ya que las medidas adoptadas hasta ahora -sanciones- no han dado resultado. «Deberíamos usar todas las herramientas que tenemos a nuestra disposición», dijo. Admitió que existen discre- pancias entre quienes creen que no hay solución armada al conflicto y quienes entienden que Vladimir Putin «está buscando la solución militar» al conflicto.

Tregua parcial en Debaltsevo

Kiev y los separatistas del este de Ucrania decidieron ampliar hasta hoy el alto el fuego parcial acordado la noche del jueves en Debaltsevo, en Donetsk, para facilitar la evacuación de civiles. Los prorrusos anunciaron la apertura de un corredor humanitario para que la población civil puedan abandonar la ciudad y, poco después, acusaron al Gobierno ucraniano de boicotear la evacuación al no informar a los civiles de esa posibilidad. También las autoridades de Lugansk acordaron con el Ejército establecer un corredor humanitario para evacuar a civiles de Chernujino.

Según la ONU, los encarnizados combates en el centro de la región de Donestk, han provocado nuevas olas de desplazamiento masivo y el número de desplazados internos se acerca al millón.

En las últimas horas se registró la muerte de dos soldado ucranianos y un civil. GARA

Kerry

El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, se reunirá hoy en Munich con su homólogo iraní, Mohammad Javad Zarif, para discutir sobre el programa nuclear de Irán. La amenaza de nuevas sanciones de EEUU ha avivado la tensión.

Los acuerdos de Minsk, previos a iniciativa franco-alemana

François Hollande y Angela Merkel buscaban imponer a Vladimir Putin un plan de paz para Ucrania, pero los únicos acuerdos firmados hasta el momento y reconocidos por la llamada comunidad internacional son los de Minsk.

Aunque poco respetado, el «protocolo» de alto el fuego en el este de Ucrania firmado el 5 de setiembre en Minsk, y desarrollado en un memorándum el 19 del mismo mes, es el único suscrito hasta ahora por todos los bandos. Kiev y sus aliados occidentales defienden este plan de doce puntos, firmado por representantes de la OSCE, Ucrania, Rusia y los líderes de Donetsk y Lugansk.

En él, las partes se comprometieron a un «alto el fuego bilateral inmediato». Aunque no se respetó por completo, la tregua de setiembre permitió una rebaja en la intensidad de los combates. Otro alto el fuego, instaurado el 9 de diciembre, se respetó globalmente antes de que la violencia se recrudeciera en enero y dejara desde entonces cientos de muertos.

El protocolo prevé la retirada de «grupos armados ilegales, armamento pesado y de todos los combatientes y mercenarios de territorio ucraniano». Kiev y sus aliados acusan a Rusia de ayudar a los separatistas con el envío de armamento pesado y de tropas a través de la frontera con Ucrania, lo que niega Moscú, que solo ha admitido la presencia de «voluntarios» rusos.

La liberación «inmediata» de todos los prisioneros y rehenes detenidos desde abril, otra de las condiciones, también se ha respetado en parte. El último canje tuvo lugar a finales de diciembre.

El acuerdo prevé «un diálogo nacional inclusivo», la «descentralización» del poder, la amnistía para parte de los combatientes y elecciones locales según la legislación ucraniana.

En base a este protocolo, Kiev adoptó en setiembre una ley sobre el «estatuto especial» de los territorios controlados por los separatistas, que les otorgaba una mayor autonomía, garantizaba el uso del ruso y preveía elecciones el 7 de diciembre. Otra ley contemplaba la amnistía para parte de los combatientes prorrusos.

Los líderes de Donetsk y Lugansk rechazaron la oferta y organizaron el 2 de noviembre sus comicios presidenciales y legislativos, que no fueron reconocidos ni por Kiev ni por sus aliados.

Ucrania anuló finalmente estas dos leyes y cortar desde mediados de noviembre la dotación económica de ambos territorios. Los separatistas denuncian el «bloqueo económico» de Kiev. GARA

Obama defiende la «paciencia estratégica»

El presidente de EEUU, Barack Obama, defendió ayer que Estados Unidos debe hacer gala de una «paciencia estratégica» en su enfoque de las cuestiones internacionales. «Debemos reconocer que una estrategia de seguridad nacional inteligente no puede depender únicamente del poder militar», subraya Obama en su informe de seguridad nacional.

En la introducción del documento presentado anoche, Obama señala que «en un mundo complejo, muchos de los problemas de seguridad a los que nos enfrentamos no se prestan a respuestas fáciles y rápidas». «Los desafíos a los que nos enfrentamos demandan paciencia estratégica y perseverancia», agrega el mandatario saliendo al paso de las críticas por su supuesta «debilidad» en relación a conflictos como los de Siria o Ucrania.

Tras haber decidido el año pasado iniciar una campaña militar contra el Estado Islámico (EI) en Irak y Siria y en pleno debate sobre un posible envío de armas a Kiev para combatir a los separatistas, sostiene que EEUU debe evitar «extralimitarse» cuando se trata de involucrarse en conflictos en el exterior. «Nuestros recursos e influencia no son ilimitados», admite el inquilino de la Casa Blanca al advertir, además, contra los «excesos» generados por la toma de decisiones «basadas en el miedo».

En el exterior, «estamos demostrando que, si bien actuaremos unilateralmente contra amenazas a nuestros intereses fundamentales, somos más fuerte cuando nos movilizamos de forma colectiva», dice Obama al citar como ejemplo la coalición internacional contra los yihadistas del EI. Y resalta que esos «esfuerzos» por trabajar junto a sus aliados serán más importantes que su capacidad en el campo de batalla.

El presidente estadounidense se felicita una vez más por haber «pasado página» a las guerras, con tropas desplegadas, de Irak y Afganistán, «que han estado en el corazón de la política exterior americana en la última década».

El informe, que la Casa Blanca debe enviar anualmente al Congreso aunque el último lo remitió en 2010, recoge las prioridades de la Casa Blanca en política exterior y destaca la «apertura» hacia Cuba y lograr una mayor penetración y cooperación en Asia-Pacífico. GARA

Turquía

Turquía anunció que no asistirá a la Conferencia de Seguridad de Munich este fin de semana para evitar coincidir en una misma sesión con la delegación israelí, en un nuevo capítulo de las tensiones que han marcado sus relaciones.