Natxo MATXIN
Osasuna Los rojillos caen goleados frente a los bermellones

La debacle también es deportiva

La defensa osasunista fue una continua vía de agua, en la que los locales hicieron lo que quisieron e incluso no supieron aprovecharla en toda su dimensión, pues dispusieron de suficientes ocasiones claras como para que el marcador hubiese sido bastante más abultado.

MALLORCA 3

OSASUNA 0

Osasuna no solo está tocado en lo institucional, también en lo deportivo. Su técnico, Jan Urban, había advertido en la previa del choque que era difícil para la plantilla sustraerse a todo lo que se había hecho público. Aún siendo ello cierto, no lo es menos que, tan afectados o más que los jugadores, lo están los aficionados y la única forma de compensar esa desagradable situación es que sus ídolos se dejen la piel en el campo y les den alguna alegría en forma de marcador positivo.

Ni lo uno ni lo otro. Los rojillos no solo salieron vapuleados del estadio mallorquín en el electrónico, sino también sobre el campo. El Mallorca pareció jugar a otra velocidad, anticipándose en cada balón dividido e imponiéndose en los choques, mientras Osasuna tiró por la borda todas sus opciones en apenas tres minutos del tramo final de la primera parte. La defensa navarra fue una continua vía de agua de la que los bermellones, pese a los tres goles encajados, no sacaron demasiado rédito, pues dispusieron de ocasiones como para que la diferencia en el electrónico hubiese sido más abultada.

La tercera derrota consecutiva osasunista puso en evidencia, además, a quienes más deberían tirar del carro, por galones y por el coste salarial que suponen para las arcas del club. Los Flaño, Nekounam, Roberto Torres y compañía se manejaron muy por debajo de lo que sería su obligación, quedando en bastante mal lugar ante unos canteranos que, con diferente grado de acierto, al menos le pusieron ganas e intención. Son la base del futuro y, si los veteranos que les rodean no marcan la diferencia, realmente sobran en este equipo de cara a las próximas temporadas.

Solo media hora metidos

Poco cabe relatar de un encuentro en el que Osasuna solo estuvo metido durante la primera media hora. A partir de ese momento, perdió el sitio sobre el campo, concedió pérdidas mortales y fue un coladero en su zaga. Los dos goles casi consecutivos de Xisco y Arana no hicie- ron sino confirmar que este equipo deberá pelear por la permanencia y pensar en un porvenir que, se esté en una categoría u otra, debe basarse en los actuales talentos de Tajonar, cuya aparición ha coincidido afortunadamente con tan nefasta coyuntura para el club rojillo.

Desarbolados en lo futbolístico en los tres últimos envites disputados, los de Urban están obligados a recuperar a la mayor brevedad posible el buen tono que ofrecieron a finales del año pasado y principios del presente. De lo contrario, los problemas se volverán todavía más acuciantes y quizás no sea necesario recurrir a los despachos para firmar otro descenso.

La gestora niega que autorizase pagar 320.000 euros

La junta gestora que gobernó Osasuna entre el 20 de junio y el 9 de diciembre del pasado año desmintió que hubiese autorizado un pago de 320.000 euros a la sociedad portuguesa Flefield, afincada en la isla de Madeira y supuestamente dedicada a la labor de seguimiento de jóvenes valores futbolísticos.

Lo cierto es que la firma del documento en el que se daba luz verde a dicho abono se realizó a principios del citado mes de junio, cuando los destinos del club rojillo todavía estaban en manos de la junta directiva presidida por Miguel Archanco, si bien el apunte contable de esta operación se formalizó en las cuentas de la entidad osasunista el día 30, jornada en la que la gestora ya estaba al mando del club.

Ese baile de fechas es lo que ha dado lugar a cierta confusión en algunas informaciones publicadas que habían dejado entrever la posibilidad de que los sospechosos pagos a empresas y personas que ahora están siendo investigados por un juzgado de Iruñea se habían prorrogado en el tiempo después de que la anterior junta directiva hubiese dimitido. Sin embargo, fuentes de la gestora negaron que ninguno de sus miembros hubiera permitido la formalización de tal abono.

Es más, según se ha especificado por parte de ese organismo que gobernó el club durante seis meses, ninguno de sus componentes disponía de poderes para poder llevar a cabo tal acción, por lo que no cabe atribuirles la responsabilidad de ese último pago a la sociedad Flefield. N.M.