Joel Sierra
RUGIDOS ROJIBLANCOS

Glik, torre de Silesia

En Gliwice, Polonia, se yergue hasta los 118 metros de altura, la única torre de radio construida en madera que se mantiene en pie en Europa y que ha sobrevivido hasta la actualidad, de forma casi milagrosa, en pleno corazón de la Alta Silesia. A escasos 50 kilómetros de allí, a medio camino entre la polaca Gliwice y la checa Ostrava, nació y se crió Kamil Glik. No alcanza los 118 metros pero casi. Es un tótem de 190 centímetros de altura, un baluarte en área propia que se convierte en un ariete para derribar portones a balón parado en área contraria. Kamil Glik defiende a su equipo como si éste fuese su propia familia. Se ha convertido en el principal referente del Torino y en uno de los mejores zagueros del Calcio actual.

El capitán del `Toro' es una muralla de mármol polaco que con 18 años dejó todo atrás para firmar por el modesto UD Horadada alicantino y que probó suerte poco después en el Real Madrid C antes de regresar nuevamente a Polonia. Un hombre hecho a sí mismo que no se rindió y que volvió a probarse fuera de su país, esta vez en Italia. Y esta vez, todo cuajó.

Con 23 años, una edad demasiado alta para no haber despuntado nunca a nivel europeo, Glik aterrizó en un Palermo de UEFA. Se marchó cedido a Bari en la campaña 2010-2011 y encontró la horma de su zapato en forma de entrenador así como un estilo futbolístico idóneo para desarrollar el vigor de sus virtudes. Giampiero Ventura lo hizo el jefe de su zaga y desde entonces nadie más ha mandado ahí para un técnico genovés que se lo llevó consigo a Turín de cara a la siguiente temporada, la del ascenso del Toro a Serie A. Ejemplar y ejemplarizante, duro y rudo, Kamil Glik será el capitán granota esta noche en San Mamés. Con 27 años, Glik es un súper veterano. Y es que al ciclópeo Kamil solo le falta jugar con yelmo. Es como la torre de la radio de Gliwice, es la humanización perfecta de la última torre en pie de Silesia.